Zinedine Zidane ya ‘calienta’ para coger el banquillo del Paris Saint Germain en este próximo mercado de invierno. El entorno de Leo Messi ha deslizado que Mauricio Pochettino es “un entrenador blando y dudan de su capacidad táctica”. El entrenador argentino ha tomado aire ante las negociaciones sobre la mesa con el entrenador francés con una autoritaria victoria en Champions.
Los belgas pagaron la factura de los ataques vertidos en las últimas semanas contra el juego de los franceses, que saltaron como un león herido en su orgullo en busca de una actuación que les reconciliara con la grada.
El escenario era propicio, porque en el lado francés, ya clasificados y sin opciones de ser primeros de grupo, apenas había nervios, todo lo contrario que el Brujas, colgado de un pequeño hilo de esperanza para seguir vivo en Europa, pero sin tener ni siquiera todas las cartas en su mano.
Solo tenían una certidumbre, la derrota les condenaba y pronto se dieron cuenta de que el duelo sería un calvario para ellos.
La mejor noticia para los franceses ni siquiera fue el resultado. Fue que Mbappé, la locomotora del equipo, sigue en estado de gracia y que cada día conecta más con Messi, que mantiene su idílica luna de miel en la Liga de Campeones.
Dos goles cada uno, una asistencia del francés y un festejo que sirve para dejar en suspenso la salva de críticas que venían anunciándose por el juego pobre del equipo plagado de estrellas.
A los dos minutos Mbappé agujereó la meta de Mignolet tras un rechace del portero y cinco más tarde culminó de forma magistral, con una soberbia volea, un centro de Di María, el sustituto del lesionado Neymar.
No contento con marcar, el campeón del mundo dio rienda suelta a su otra pasión, la de pasador y en el 37 se inventó una jugada eléctrica que dejó al descubierto a la defensa belga para ceder a Messi que, con metros por delante.
Tenía ganas de marcar, lo había intentado unos minutos antes y, a la segunda ocasión, desde el borde del área enroscó el balón lejos del alcance del meta.
Redondeó el marcador con un penalti que le hicieron a él y que llegó en el momento preciso, 9 minutos después de que Rits redujera distancias para el Brujas. El, que en la liga no está convenciendo, se resarce en Europa, donde cuenta ya con cinco tantos y ha anotado en todas sus apariciones ante su nueva afición.
Angustiados por sus obligaciones, los campeones de Bélgica fueron una mala copia del equipo que hace tres meses jugó de tu a tu al PSG en Brujas y en el Parque de los Príncipes apenas se procuraron alguna ocasión al contragolpe, totalmente sometidos por los locales.
El equipo más goleado de esta edición de la Liga de Campeones facilitó la cosas a un PSG que necesitaba un bálsamo contra su mal fútbol, después de que su entrenador se viera obligado a reconocer que el juego dista mucho del que promete su plantilla.
La noche fue feliz y Pochettino gana más tiempo para afinar su proyecto. El PSG carbura a base de la potencia que le pone Mbappé, que empieza a conectar con Messi.