El Paris Saint Germain sigue a la deriva. Derrotados por el Bayern en los octavos de la Champions League, los parisinos sufren un mundo para poder llevarse la victoria. Y este fin de semana, contra el Lille en la Ligue One, volvió a quedar demostrado.
Se empezaba a poner por delante el PSG muy temprano gracias a los goles de Neymar y Mbappé. Pero el Lille, sexto clasificado de la liga francesa, dio la vuelta al marcador poniendo las cosas muy difíciles para los de la capital de Francia.
Hasta que aparecieron Messi y Mbappé. El argentino y el francés se pusieron el mono de trabajo y dieron la vuelta, de nuevo, al marcador con sus goles en el 87 y 95. Precisamente, tras el último tanto anotado por Messi, ambos futbolistas se fundieron en un especial abrazo.
Un abrazo que despeja cualquier duda de la mala relación de Leo Messi y Kylian Mbappé tras el Mundial. Pese a su enfrentamiento en la final de Qatar, ambos futbolistas han dejado de lado sus rencillas para ponerse a pensar en un PSG que no está realizando una gran campaña.
Cuando la soga rodeaba el cuello de Christophe Galtier y se avecinaba una fuerte tormenta en el París Saint-Germain, entre Kylian Mbappé, creador de una obra de arte, y Lionel Messi, con un tanto de falta en el minuto 94, derrotaron 4-3 al Lille y salvaron el pellejo a su entrenador, que vivió en el abismo durante buena parte del segundo acto.
El Parque de los Príncipes vivió una jornada digna de estudio. Pasó de la más absoluta decepción al jolgorio más extravagante con la figura de su asesor deportivo, Luis Campos, como principal protagonista. Con todo perdido, con un 2-3 en contra en el marcador tras el tanto de Jonathan Bamba en el minuto 69, Campos bajó del palco a la tribuna a gesticular con desdén y mal gusto contra su equipo. Envuelto en varios fregados con algunos jugadores en las dos últimas semanas, parecía frotarse las manos ante una más que probable destitución de Galtier.