Tuchel y Conte cruzaron la línea entre rivalidad y deportividad en el apasionante Chelsea - Tottenham. Los dos entrenadores se enzarzaron, se retaron, se carearon y a punto estuvieron de llegar a las manos, y todo, mientras sus dos equipos ofrecían un gran espectáculo en el terreno de juego. Al más puro estilo Mou vs. Pep, ha nacido una nueva rivalidad en los banquillos del derbi londinense.
El Chelsea desaprovechó su mejor fútbol y empató 2-2 ante el Tottenham en un derbi volcánico que empató Harry Kane en el minuto 96 y que terminó con los técnicos Thomas Tuchel y Antonio Conte a un paso de llegar a las manos tras la conclusión del duelo.
Sin duda, el Tottenham fue el ganador moral. Siempre por detrás en el marcador, a rebufo de la buena propuesta del Chelsea, convirtió su calvario en una supervivencia que parecía imposible. A lo largo de los noventa minutos, pasó de todo. Y casi con más protagonismo en los banquillos que sobre el césped con Tuchel y Conte hiperactivos.
Además, Kanté, imperial, completó una formación brillante que dejó sin argumentos al Tottenham en la primera parte. Salvo lo cinco primeros minutos, en los que alguna imprecisión de Jorginho generó un par de sustos, y un mano a mano de Sessegnon que fue anulado por fuera de juego, no hizo nada más.
Y es que el Chelsea fue una apisonadora. Su fútbol eléctrico, vertiginoso, vertical, acosador y efectivo, comenzó a generar ocasiones que acabaron con el premio que facturó Koulibaly previo remate de Havertz que salvó Lloris con un despeje milagroso a córner.
Lo sacó Cucurella. Un centro perfecto. Justo a la bota del central que en un segundo hizo que la marcha de Rüdiger al Real Madrid quedara en el olvido. Con un voleón, reventó la meta de Lloris y el Chelsea rubricó su dominio con un auténtico golazo.
El Tottenham, noqueado, tenía 45 minutos por delante para reaccionar. Tras el paso por los vestuarios, pudo hacerlo a la primera con una ocasión de Son, pero Mendy apareció para frenar el intento del equipo de Conte. Después, fue Kane quien falló inexplicablemente un mano a mano ante el portero senegalés.
Por el camino, el Chelsea dejó atrás su absoluto y total dominio. La entrada de Richarlison equilibró el duelo, aunque Sterling pudo sentenciar con un disparo que se marchó por encima del larguero. Perdonó y apareció Hojbjerg para igualar el marcador con un zambombazo desde fuera del área previo error de Jorginho en una entrega.
Entonces, Conte y Tuchel, se encararon. Como en las mejores épocas de Mourinho y Wenger. El alemán reclamó una falta previa de Bentancur sobre Havertz que no concedió el árbitro Anthony Taylor. El técnico alemán no soportó el tanto y respondió a la celebración 'face to face' de Conte gritándole en la cara.
La refriega se saldó con una tarjeta para cada uno y, sobre el césped, no terminó la pelea. El Chelsea, con 15 minutos por delante, volvió a estirarse a por la victoria. James, reubicado en la banda derecha por la entrada de Azpilicueta, reclamó su protagonismo.
Primero, con un centro magnífico que no aprovechó Havertz. Y, al final, con el segundo gol del Chelsea que Stamford Bridge celebró con una explosión de felicidad acompañada con una carrera de Tuchel que hubiese firmado Usain Bolt. Sin embargo, la cabeza de Kane apareció en el minuto 96 para hacer el empate que provocó otro enfrentamiento de los dos entrenadores tras el pitido final. Por los pelos, Conte y Tuchel no llegaron a las manos. "Mírame a los ojos", se escuchó decir al técnico alemán. Ese, fue el epílogo grandioso a un derbi épico que se recordará durante mucho tiempo. Dentro de unos meses, Tottenham, y Chelsea volverán a verse las caras. También Tuchel y Conte.