Lo que vivió el FC Barcelona ante el Sevilla será recordado como una remontada épica. Todo lo tenían en contra, el marcador y el tiempo ya que rozaba en final y estaban eliminado, pero ahí estaba Piqué para comandar al equipo.
El central metió el gol que forzó la prórroga y ahí fue cuando Braithwaite dio el gol de la victoria, pero para llegar aquí hace falta algo más que fútbol. La unión del vestuario en todo momento y los ánimos y directrices que dieron Messi y Piqué antes de comenzar la prórroga lo decía todo. Con el pitido final la locura se desató y los dos se fundieron en un abrazo que gusta y mucho en el barcelonismo.
Esto no supone alegría por el pase a la final, sino como dijo Jordi Alba "una inyección de moral" que les viene muy bien de cara a futuros partidos como el que tiene en París contra el PSG.
El entrenador holandés estaba muy contento con el resultado y por lo que esto supondría. Ha sido muy cuestionado a lo largo de la temporada y en estas dos últimas fechas ha respondido sobre el campo. "Estoy muy contento y muy orgulloso de este equipo. Ojalá podamos llevar algunos aficionados a la final. Como entrenador no puedo pedir más de lo que he visto esta noche".
"El equipo está creciendo con los cambios que hemos hecho, dando oportunidades a jugadores muy jóvenes y el equipo está muy junto y durante la temporada hemos mejorado. Jugamos bien con el balón y sin balón, corremos más, presionamos más...hay algo por delante que puede ser muy bonito".
Con esta ilusión creada, los aficionados ya empiezan a creer en la remontada de París. "2-0 no es fácil pero 1-4 es otra cosa. Pero saldremos a ganar y durante el partido veremos si hay oportunidad de pasar y si no, pues aceptarlo y seguir el mismo camino".