Los días previos al partido entre el Bayern y el Barça, las declaraciones de unos y de otros calentaban el encuentro y todo hacía presagiar que íbamos a estar ante una fecha histórica en el fútbol por la gran rivalidad que iba a tener, lo que no se esperaba es lo que sucedió.
Los culés hicieron historia en la Champions, pero no precisamente para bien. Perdió contra los alemanes por 2-8, algo que no se recuerda en unas fases finales de la competición europea. Las caras y los gestos de los futbolistas eran de desolación absoluta.
El tren bávaro los arrolló sin contemplación. Cuando solo llevaban 4 minutos llegó el primer gol (Müller) y en la primera media hora ya iban perdiendo por 4-1. Los ánimos cuando se fueron al túnel de vestuarios no eran los mejores y las opciones de remontar no se contemplaban.
Luis Suárez al comienzo de la segunda ponía un mínimo de esperanza sobre el césped y metía un tanto para su equipo, 2-4, si creían podían hacerlo, solo necesitan 2 para igualar la eliminatoria, pero poco les duró la alegría. Se la quitó de un plumazo Kimmich (2-5).
En el minuto 63 ya el Barça pedía la hora, quería que se acabara ese infierno y lo peor de todo es que los Flick tenían ganas de más, como así fue.
Con los jugadores blaugranas pensado en qué punto del mundo esconderse, llegarían tres goles más, dos de ellos, además, por un jugador que está cedido en Alemania y que se fue porque su rendimiento no gustaba, Coutinho y el otro le firmaba Lewandowsky.
Setién no se lo podía creer desde el banquillo. Su equipo había sido arrollado por una apisonadora a la que en ningún momento pudieron detener y él ya se temía lo peor: sus horas en el club estaban contadas. Nadie resiste a un vapuleo así y más con las dudas que él venía arrastrando.
Los culés estarían ante el tercer año consecutivo que no pasan de cuartos. Los dos años anteriores cayeron ante la Roma y Liverpool de una manera similar, pero no con un resultado tan abultado. Los jugadores habían puesto muchas ilusiones en esta Champions, era lo único que les quedaba para salvar el año y que podían dar a la afición, pero nada más lejos de la realidad, lo que ellos no se esperaban que iban a caer de esta manera tan humillante por el marcador final y por la imagen dada en el terreno de juego.
Después de todo esto solo queda reflexionar y tomar decisiones.