Esta historia arranca aquí, en una cancha de Kabul. Y nuestra protagonista es ella: gafas de pasta y enorme sonrisa, Nilofar. Capitana de la selección afgana de baloncesto en silla de ruedas. Todas estas chicas, incluyendo a Nilofar, terminaron así por culpa de los talibanes. En el caso de nuestra protagonista, con dos años, un misil de los talibanes dañó su médula espinal y mató a uno de sus hermanos pero ella no dejó que le destrozaran la vida. Estudió, descubrió el baloncesto y, con la carrera de derecho en marcha, trabajaba con la Cruz Roja.
Una vida con futuro que se truncó cuando el pasado domingo, los talibanes entraron en la capital afgana. Imaginen su miedo, el pánico. Buscó ayuda desesperada en las redes. "No puedo salir y sé que no estoy segura aquí. Los talibanes me matarán. No les gustan las mujeres como yo. Tengo miedo porque hasta hace 20 años ellos gobernaban Afganistán, y fue entonces cuando me hirieron y quedé en sillas de ruedas", comentaba en las redes.
Un SOS al que respondieron desde España, capitaneados por el reportero Antonio Pampliega, que ha viajado varias veces a Afganistán y ha escrito dos libros sobre el país. Lograron contactar con la Federación Española de Baloncesto y desde ahí, hasta una propuesta formal, un nuevo hogar: el equipo Bidaideak Bilbao.
El llegar al aeropuerto no fue fácil para ella. Fueron muchas horas de angustia hasta que finalmente colgaba una foto a bordo del avión con su marido. Horas después aterrizaron en Torrejón sin poder creérselo.