Ahora que España ha cogido la velocidad de crucero en la campaña de vacunación, la idea de la inmunidad de rebaño comienza a dibujarse en el horizonte. Si el plan del Gobierno se cumple, el 70% de la población española estará vacunada a finales del mes de agosto y, aquellos que no tenían anticuerpos de forma natural por haber pasado recientemente el covid19, los tendrán gracias a la inoculación de este suero.
Pero, ¿qué son esos anticuerpos? ¿Cuánto duran? ¿Qué pasa si ya tienes anticuerpos y, además te vacunan? La comunidad científica ha ido respondiendo a estas preguntas y aquí las vamos a resumir, ya que la evolución y el comportamiento de estos anticuerpos ha sido una de las grandes incógnitas de esta pandemia.
Lo primero, es importante distinguir entre los anticuerpos IGM y los IGG. Los primeros indican que el sistema inmunológico se ha activado y que, en el mismo momento en el que se detectan, están luchando contra la enfermedad, por lo que el paciente está infectado. Los segundos son los linfocitos B residuales que quedan cuando el paciente ya ha superado la enfermedad, y le proporcionan una inmunidad que, ya se ha comprobado es de larga duración (de más de 6 meses).
Cuando una persona entra en contacto con la enfermedad, tanto de manera natural como a través de las vacunas del coronavirus que ya se están inyectando en todo el mundo, además de los linfocitos B (que terminan desapareciendo), también crea otro batallón de anticuerpos de mucha duración: las células T, como si unos fueran los trabajadores temporales de una empresa y, los otros, los fijos, por lo que el individuo queda bien protegido frente a este coronavirus.
El pasado mes de febrero, un estudio del Monte Sinaí descubrió que los ciudadanos pos covid (que lo han pasado de forma natural) multiplican sus anticuerpos por 100 con la primera dosis de la vacuna. Por eso, se ha planteado que, como ha ocurrido con algunos jugadores de la Selección Española de Fútbol, sólo se les ponga una dosis a aquellas personas que hayan superado la enfermedad.