El proceso de vacunación va viento en popa en España, tanto en las primeras como en las segundas dosis de las cuatro vacunas principales que hay distribución: Pfizer, Moderna, Janssen y Astrazeneca. Hasta ahora, se habían registrado como efectos secundarios normales (e indicados en el prospecto) las reacciones a la primera dosis de la vacuna, tales como: cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos, fiebre o náuseas.
Sin embargo, ya que se han comenzado a inocular las segundas dosis también de forma masiva, se ha constatado lo que la comunidad científica advertía: que los efectos secundarios de las mismas pueden ser más agresivos Así le ocurrido con la vacuna del laboratorio Moderna al escritor Manuel Vilas, que escribía lo siguiente en las redes sociales:
“Pues la segunda dosis de Moderna pega duro. Hacía 150 años que no tenía fiebre. Después de siglo y medio de 36.5, un 37.3 es un auténtico tormento”, comentaba el literato, que ya ha remotado su actividad laboral. Según el CDC (Centro de Control y Prevención de Enfermedades) ésta era una reacción previsible y una Catedrática de Microbióloga de la UCM nos explica por qué:
"Las primeras dosis de la vacuna del covid hacen que te pongas el contacto con el antígeno del virus. Cuando vuelves a enfrentarte a él, el sistema inmunológico lo reconoce y pone en marcha los mecanismos inflamatorios", explica, para indicar que, en esta guerra, el organismo saca de inmediato toda su artillería.
Como ocurre en todo lo que tiene que ver con el coronavirus, esto puede suceder o no, pero sí que pueden darse más en la gente joven o de mediana edad, que en los mayores: "Su sistema inmunológico es más reactivo, reacciona antes, mientras que el de las personas mayores está más desgatado", concluye la catedrática.