El videojuego móvil se está convirtiendo en una tendencia y, según todos los analistas, se trata del futuro inmediato de la industria. Por un lado, gracias a la enorme calidad de los títulos de las plataformas móviles, que gracias a la mejor tecnología de los dispositivos y a las mejoras en la velocidad de conexión, cuentan con títulos cada vez más impresionantes. De hecho, ya estamos viendo como los primeros grandes triple AAA llegan a la vez al PC, a las consolas de nueva generación y a iOS y Android. Assassin’s Creed Mirage, la inminente entrega de la popular saga de Ubisoft, ya se ha anunciado para el nuevo iPhone 15.
Pero, además del vertiginoso avance de los videojuegos nativos en las plataformas móviles, el juego en remoto de consolas y PC, unido a los servicios de juego en la nube, han convertido a estos dispositivos en un ‘todo-en-uno’ para jugar cómodamente, en cualquier sitio, a cualquier videojuego de tu colección, sea de la plataforma que sea. Los nuevos smartphones llegan con potencia en proceso, memoria, poder gráfico y pantallas suficientes para convertirse en perfectos dispositivos de juego, pero muchos usuarios prefieren algo más: un dispositivo único para este fin.
En esta línea, y tras otros dispositivos similares como Steam Deck, Asus ROG Ally o Logitech G Cloud, llega la consola portátil de Razer Edge. Aunque en Norteamérica el dispositivo ha salido también al mercado con una versión 5G, en nuestro país ya podemos adquirir la versión WiFi. Razer Edge es una opción desmontable, ya que se compone de su cuerpo principal, una especie de mini-tablet Android con una pantalla OLED de 6,8 pulgadas, al que se acopla como un guante el nuevo mando móvil de Razer, el versátil Kishi V2 Pro, del que ya os hemos hablado maravillas en un reciente análisis.
La Razer Edge Wifi ha llegado a nuestro país a un precio recomendado de 499 euros, un precio algo elevado desde luego, pero hay que recordar que en la caja incluye el mando Kishi V2 Pro que, por separado, ya alcanza una cifra de unos 150 euros. Además, la ‘tablet’ que compone el cuerpo central de la consola es un dispotivo Android de alta gama si atendemos a sus características técnicas: el microprocesador Snapdragon G3X Gen 1 desarrollado expresamente por Qualcomm para potenciar el gaming móvil, sus 6 Gb de Memoria RAM y la impresionante pantalla Amoled de 6,8 pulgadas, con un refresco de imagen de 144 Hz y resolución de 2400 x 1080.
En la caja también encontramos un cable USB-C de carga rápida (que podemos acoplar a la conexión de la pantalla o, cuando está montada en el mando, a través de su propio cuerpo de carga para no tener que interrumpir ninguna partida). En cuanto al diseño de la ‘máquina’ podemos decir que tiene un cuerpo ligeramente superior al de un móvil con pantalla de 6,8, con una parte trasera curva que se adapta perfectamente a la palma de la mano si lo mantenemos en vertical (por ejemplo, para jugar a juegos táctiles como Marvel Snap). En la parte trasera cuenta con varias ranuras de ventilación para refrigerar ese potente procesador y, como única pega reseñable, la parte delantera cuenta con unos marcos alrededor de la pantalla muy grandes y con bordes redondeados en sus esquinas. Se trata de unos marcos demasiado grandes para los dispositivos móviles actuales, pero es cierto que una vez encendida su generosa pantalla, no te fijas demasiado en ellos.
En la parte superior delantera el dispositivo cuenta con una cámara de 5Mpx, pensada para cumplir con las exigencias de videollamadas, mensajería o streaming (evidentemente no es un dispositivo pensado para hacer fotos). En cuanto a almacenamiento interno, cuenta con 64 Gb que pueden ampliarse con una tarjeta microSD.
El rendimiento de la máquina corriendo todo tipo de juegos resulta espectacular, equiparable a los dispositivos Android más altos de gama actuales, pero con el plus del procesador de Qualcomm llamado a llevar el juego móvil a un siguiente nivel (es el primer dispositivo que lleva este chip). Con algunos títulos más exigentes hemos oído como se activaban los ventiladores que lleva en su interior, pero suenan realmente bajo. En cuanto a su autonomía, una vez cargada su batería de 5.000 mAh, puede llegar a dar hasta 10 horas de juego, aunque en algunas sesiones intensas con algún título hemos tenido que conectarla pasadas algo más de 6 horas.
La pantalla Amoled de 6,8 pulgadas muestra una calidad de imagen impresionante, con unos colores tremendamente vivos y una nitidez sorprendente. Hemos tenido ocasión de probar videojuegos muy exigentes a nivel gráfico y la respuesta ha sido óptima. Y aunque hemos utilizado el mando el 90% del tiempo que hemos jugado con ella, la respuesta táctil es sorprendente, rápida y fluida en toda su superficie, algo que hemos notado cuando nos hemos movido por algunos menús o en algún juego donde hemos preferido el control táctil.
Y como hemos contado ya, las funcionalidades del mando Kishi V2 Pro (junto con la aplicación Nexus 3.0 que lo acompaña) son otro punto fuerte de esta consola. Los gatillos analógicos, los botones extra programables, los micro-switches profesionales de Razer escondidos bajo sus botones o la tecnología táctica de audio Hypersense hacen que el control sea increíble. Pero, además, como ya contamos el mando y la aplicación cuentan con el sistema Virtual Controller que nos permite controlar con el mando muchos juegos con controles táctiles sobre la pantalla. Un modo que es programable, muy sencillo de usar y que funciona a la perfección con los juegos que lo hemos probado.
Y, con todos estos mimbres, ¿cuál ha sido nuestra experiencia con Razer Edge?, ¿a qué títulos hemos podido jugar?, y ¿con qué calidad? Pues os contamos unos cuantos ejemplos, la mejor manera de transmitir de lo que es capaz esta consola y qué te permitirá hacer:
Tras sacarla de la caja, acoplarle su mando y configurar el dispositivo, con nuestras cuentas de Google y demás cuentas de juego, nos lanzamos a la aplicación Razer Nexus, el verdadero centro de control y la interfaz principal de nuestra ‘consola de juegos’. Aquí la app nos da paso a toda la variedad de juegos y sistemas de juego con los que podemos contar y, separado el grano de la paja, destaca los títulos que son compatibles con las tecnologías más punteras de la consola y el mando Kishi V2 Pro. Después de trastear un momento, nos lanzamos a jugar a los primeros títulos móviles de la tienda de Google Play:
Un servidor se lanzó a jugar a Diablo Immortal que, además de ser compatible de manera nativa con el mando de control es compatible con la tecnología háptica de audio. Llevaba un tiempo sin jugar pero sentir la vibración en las manos y poder leer todos los menús del juego sin esfuerzo por el tamaño y calidad de la pantalla han hecho que vuelva a engancharme al título móvil de Blizzard. Otros dos juegos que me hicieron disfrutar de la tecnología háptica de audio fueron Grimvalor y el genial Torchlight: Infinite. Tres juegos que lucen de manera espectacular en Edge. Pero para comprobar las bondades del Control Virtual del mando instalé Call of Duty Mobile y Gehnshin Impact. Convertir sus controles táctiles para que fueran compatibles con el mando fue coser y cantar y, enseguida, estaba disfrutando de los juegos. En el caso de Ghensin Impact, con una exigencia gráfica importante, la consola se comportó de diez, ofreciendo una partida fluida y enormemente satisfactoria (eso sí, con los ventiladores del microprocesador soplando a pleno rendimiento).
Después instalé la aplicación Steam Link y, manteniendo encendido mi PC de gaming, hice correr Marvel’s Spider-Man Miles Morales y MotoGP 23 en remoto y la experiencia fue perfecta. Después, para seguir probando opciones en remoto ejecuté la aplicación de Xbox y lancé desde mi consola The Crew Motorfest y todo funcionó a la perfección, sin lag, sin saltos, sin cortes… Para completar la experiencia configuré PS Remote Play, que funcionó perfectamente también mientras jugaba a God of War Ragnarok, pero aquí la aplicación sólo permite jugar con los mandos de Sony, por lo que tuve que emparejar el DualSense de PS5 mediante Bluetooth y colocar la Razer Edge apoyada sobre la mesa (aquí se hecha en falta una peana o soporte para cuando hay que jugar de esta forma).
Por último, me lancé a probar el juego en la nube, la funcionalidad que a un servidor más le va a sacar partido a dispositivos como este. Lo primero fue probar Xbox Cloud Gaming y tengo que decir que resulta una maravilla. Enseguida estaba jugando a Starfield y disfrutando de sus gráficos en la pantalla de la Edge, continuando mi partida exactamente donde la dejé en Xbox Series X. Lies of P o Pay Day 3, que acaban de llegar a Game Pass, fueron los siguientes. Y, por último, pero no por ello menos sorprendente, accedí a mi cuenta de Nvidia GeForce Now tras instalar su aplicación, lo que me dio acceso a una buena parte de mi biblioteca de Steam, Epic Games y Ubisoft Connect para disfrutar de su poderoso juego en la nube. La versión Ultimate de la suscripción de GeForce Now nos permite jugar con la potencia de una RTX 4080 y mi partida con A Plague Tale Requiem o Far Cry 6 hicieron que los gráficos y la pantalla de la consola lucieran mejor que nunca.