Muchos añoran la década de los ochenta, una época donde los jugadores podían jugar a grandes clásicos del género entre los que se encontraban los inicios de Super Mario, el paso de RPGs como Final Fantasy o Chrono Trigger, la conducción de Gran Turismo o Super Mario Kart entre otros. Podríamos pasar mucho tiempo enumerando los grandes títulos que pudimos jugar en las consolas de 8 y 16 bits, así como vivir la edad dorada de las adaptaciones de películas y series de televisión. El eterno debate entre qué versión de Aladdin fue mejor, si la de Super Nintendo o SEGA Mega Drive, además de El Libro de la Selva.
También pudimos ver a muchos de los personajes de las series de animación de Disney en acción, como Chip y Chop, Los Aventureros del Aire, Los Supersónicos y como no a Los Pitufos. Esta última franquicia es una que ha estado presenta en las generaciones de videojuegos más recientes, teniendo un paso turbulento con entregas no demasiado trabajadas y que al mismo tiempo adaptaron de manera poco eficiente sus producciones cinematográficas. Por ejemplo, uno de los casos más cercanos fue el de Ubisoft con su acercamiento a Los Pitufos en su película, dando aventuras vagas y con poca chicha. Juegos centrados en el baile para Wii como Los Pitufos: Dance Party o numerosas entregas para móviles dejaron cuesta abajo y sin frenos a una franquicia que vivió sus años dorados en la época de los noventa.
Ahora son OSome Studio y Microids, unas expertas en este tipo de adaptaciones y traer aventuras de plataformas la encargada de traer de vuelta a estos divertidos seres azules con Los Pitufos: Operación Vilhoja, un videojuego orientado a los más pequeños de la casa. Adéntrate en un entretenido juego que, si bien no es de una dificultad excesivamente elevada sí que entretendrá tanto de forma individual como en compañía, siendo una experiencia que compartir.
Los Pitufos: Operación Vilhoja es el título de la nueva entrega de la franquicia donde habrá que hacer frente a los malvados planes de Gargamel que como siempre andará tras la caza de estos pequeños seres azules. El, acompañado de su gato Azrael han urdido un malvado plan con su nuevo invento, una serie de plantas parásito que intoxicarán el bosque de nuestros protagonistas. La Vilhoja, como se las conoce, tiene las semillas Viltrampa que no dudarán en atrapar a los Pitufos. Papá Pitufo nos propondrá una misión, encontrar una serie de ingredientes con la que desarrollar un antídoto con el que liberar a las plantas de esta intoxicación y recuperar su máximo esplendor. Ármate con el Pitufumigador y enfréntate a numerosos peligros.
Filósofo, Pitufina, Fortachón y Cocinero son los cuatro protagonistas que harán uso de este Pitufumigador y recorrer multitud de localizaciones. En un inicio podremos utilizar únicamente a uno de ellos en fases concretas, algo que elimina libertad a la hora de escoger a nuestro preferido. Por lo que, si quieres utilizar a Pitufina o Fortachón tendrás que esperar a las fases en las que manejarlos, eso sí, estos no difieren en sus habilidades y siendo completamente idénticos, únicamente cambiando su apariencia. Los jugadores pueden recorrer fases completamente realizadas en tres dimensiones y donde rociar con el Pitufumigador las plantas para hacerlas desaparecer. Acercarse a una distancia que no sea un peligro, soltar todo el antídoto y continuar durante el camino será la tónica habitual.
Desde un inicio nos encontraremos con un juego muy lineal, en el que ir prácticamente desde el inicio de la fase hasta su final cumpliendo algún objetivo concreto. Ya sea acabar con las Vilhoja, rescatar a un Pitufo o simplemente enfrentarte a un enemigo. Algo fácil y práctico, sin muchos alardes argumentales ni diálogos largos, simplemente jugar y disfrutar con esta colorida aventura. Uno de los elementos a tener en cuenta es la presencia de un contador de contaminación que define cuantas plantas quedan vivas en la fase, aunque estas copan el cien por cien no será necesario bajarlo totalmente a cero para pasar al siguiente nivel. En ciertas ocasiones se solicitarán misiones en las que localizar un objeto en una ubicación concreta, algo que resulta un poco más desafiante y que reta a explorar más los escenarios.
Una de las peculiaridades de nuestro Pitufumigador es que no se puede utilizar con total libertad y rociarlo por todos los lugares ya que este se recalentará y habrá que esperar unos segundos para que este vuelva a activarse. Esto otorga una cierta profundidad en el armamento, que puede ser mejorado con el paso de las horas, y que obliga a ser estratégico al utilizarlo. Esto es un hándicap para algunos objetivos secundarios como fases contrarreloj en las que descontaminar una zona en pocos minutos, obligando a aprovechar al máximo la capacidad de este artilugio. Como mencionábamos anteriormente, el equipo de Pitufos puede expandir sus habilidades con doble salto que permiten llegar a lugares más altos y lejanos, un salto con el que atacar, correr o mantenerse planeando durante unos segundos. El Pitufumigador tiene sus mejoras, por ejemplo, aumentar su capacidad.
Dado que Los Pitufos: Operación Vilhoja es un juego totalmente orientado a las plataformas en tres dimensiones y la exploración estos movimientos son más que agradecidos, proporcionando en sí cierta sensación de progresión y animando a hacernos con todas. Eso sí, uno de los aspectos en los que pierde el título es en sus controles, siendo algo imprecisos en los momentos más delicados y llevando a caer al vacío o no otorgar la precisión deseado en los saltos. Eso sí, rompemos una lanza en su favor en cuanto al diseño de los niveles, dado que se ha puesto especial mimo en esconder recovecos dentro de estos con rutas secretas, objetos escondidos o la posibilidad de destrozar formaciones con las que crear atajos. Los combates contra los enemigos, ya sean las plantas o jefes finales, son bastante sencillos y no tienen una curva exigente. Para aquellos adeptos a los videojuegos será prácticamente un paseo pelear contra ellos mientras que al público infantil les costará y eso alarga la duración de la partida.
La aventura incorpora tres niveles de dificultad, como es habitual introduce fácil, normal y difícil, por lo que se aconseja a los más experimentados empezar en normal e incluso difícil para suponer un reto. La presencia de múltiples puntos de guardado, que se encontrarán de forma frecuente, hacen más llevadera la pérdida de vidas, volviendo a un punto cercano. Si deseas además jugar con otra persona, estás de enhorabuena ya que incorpora un sencillo modo cooperativo en el que ayudar al Pitufo protagonista con la incorporación de S.A.M, que reducirá la contaminación y ayudará en las situaciones peliagudos. No es la implementación perfecta, ya que una modalidad a pantalla dividida hubiera sido un auténtico acierto, aunque es de agradecer poder participar en partidas dobles. Si todo esto fuera poco, la duración de su partida y dificultad entre comillas queda expandida gracias a los coleccionables que se encuentran esparcidos por este mundo.
Si sus mecánicas jugables tienen altibajos lo mismo podemos decir en materia técnica, proporcionando un mundo que propone escenarios amplios y con muchos detalles, pero unos modelados algo pobres y poco trabajados. Sus texturas tienen el mismo problema, sobre todo cuando la cámara se acerca a los personajes, teniendo detalles que deslucen el resultado final. Sus efectos de luces y sombras sí que han sido bien implementados, pero vuelve a fallar en su rendimiento proporcionando caídas de frames inexplicables en momentos totalmente inesperados. El juego llega totalmente traducido al castellano, tanto con textos como voces, con unos diálogos que sacarán una sonrisa en más de un momento. Lo alegre de sus melodías e instrumentaciones trasladan de forma adecuada a todas las situaciones y ambientes que se irán visitando.
Los Pitufos: Operación Vilhoja es un videojuego claramente orientado a los más pequeños de la casa, siendo un regalo navideño muy aconsejable. Cierto es que no es un título que resulte muy exigente, gozando de una dificultad que no es desafiante, con batallas contra enemigos y jefes relativamente sencillas y objetivos fáciles de conseguir. La miga la encontramos en sus coleccionables, llegando a alargar la aventura a alrededor de media docena de horas. Conseguir todas las mejoras y posteriormente seleccionar a tu Pitufo preferido en todos los niveles son los principales alicientes tras conseguir pasar el juego. Recalcamos su sencillez y lo acertado de su llegada en estas fechas, siendo un regalo muy aconsejable para los más pequeños de la casa en su consola preferida.