Hace ya unos cuantos años, a finales de los ochenta y principios de los noventa, había un género de videojuegos que triunfaba por encima de todos. Era cuando los videojuegos todavía se jugaban en salones recreativos y conformaban una buena parte de la vida social de los que en aquellos años todavía teníamos pelo. Era un género sobre el que se hicieron multitud de juegos con una cantidad de licencias y personajes tan ingente que sería imposible enumerar. Por esos juegos de acción directa han pasado Los Simpson, Las Tortugas Ninja, Spiderman, Asterix, Los Vengadores o hasta Michael Jackson, y eso sin tener en cuenta todos los matones de barrio anónimos de todas las épocas. En este último ejemplo se engloba Nekettsu Kouha Kunio-kun, un juego que sentó las bases del género -a Europa llegó como Renegade- y que se convirtió en una franquicia con tantas ramificaciones tan diferentes como juegos de fútbol o de balón prisionero.
Scott Pilgrim vs. The World: The Game bebía claramente de esa fuente, y más en concreto de River City Ransom -la versión para NES de Kunio-kun-. Un juego de mamporros, un juego de yo contra el barrio, en el que nuestro personaje se va a enfrentar a hordas de enemigos con la poca ayuda de sus puños. Y es que Scott Pilgrim vs. The World recogía el testigo de River City en varias formas.
El juego está basado en la película de Edgar Wright, que a su vez está basada en los cómics de Bryan Lee O’Malley y nos cuenta las desventuras amorosas de Scott Pilgrim, un chico con poco éxito en la vida en general y en el amor en particular. Alguna ex que le rompió el corazón, una novia que no le termina de llenar y que es motivo de burla por parte de sus -pocos- amigos y una ensoñación perenne que se hace realidad cuando conoce a Ramona. Si conocerla pone patas arriba su corazón, su relación con ella hará lo propio con su vida, y es que los malvados ex de la chica obligarán al bueno de Scott a enfrentarse con ellos como si fuesen los jefes finales de cada fase de un videojuego. La conversión a las pantallas interactivas estaba cantada.
Lo primero que llamó la atención de aquel juego que ha cumplido ya 10 años es el estilo gráfico. Un juego que homenajea de manera tan clara a aquellos clásicos tenía que complementarse con un aspecto que hiciera lo propio. Para ello contó con los diseños de Paul Robertson, un artista australiano especializado en pixel-art que incluso participó en la película de Scott Pilgrim. Además del diseño de los personajes, el entorno en el que se mueven y los fondos, que tradicionalmente son los grandes olvidados en este tipo de juegos, forman un conjunto lleno de detalles que no está reñido con ese aspecto ochentero tan reconocible. Ese estilo retro se convirtió en santo y seña de este juego, y le aporta ese extra de personalidad que le ayudó a hacerse con un buen puñado de fans incondicionales.
Además hay que tener en cuenta que el juego original se lanzó en exclusiva en formato digital, y que fue retirado de esas tiendas cuatro años después, lo que hace que quienes se lo perdieran en su momento tuvieran imposible hacerse con él. Todo esto ha sido suficiente para considerarlo un clásico y hacer que Ubisoft nos traiga esta edición décimo aniversario bajo el nombre completo de Scott Pilgrim vs. The World: The Game - Complete Edition que además nos llega con todo el contenido extra lanzado y sin apenas tocar un píxel su aspecto y jugabilidad.
Hay que destacar con mayúsculas y negrita el apartado sonoro que nos trae Scott Pilgrim vs. The World: The Game. La música que nos regala el juego, como ya pasó con el original -no se ha tocado ni una nota- es una auténtica delicia, y su combinación de estilos y melodías, sin abandonar ese estilo retro, se convierte en una de las razones para disfrutar de este juego, que además en más de una ocasión encaja a la perfección con la acción que estamos viendo en la pantalla.
Scott Pilgrim vs. The World: The Game - Complete Edition es un juego de lucha clásico, de los que hemos nombrado antes y a los que hemos jugado toda la vida. Un juego muy fácil de entender pero no tan fácil de dominar, especialmente si nos enfrentamos a esas hordas de enemigos en solitario. Porque ni su aspecto afable ni su sencillez y suavidad en el control nos deben confundir. Scott Pilgrim vs. The World: The Game no es un juego que nos vaya a poner las cosas fáciles. Tampoco es que estemos ante un Dark Souls, pero si queremos llegar al final de nuestra aventura, es muy posible que necesitemos la ayuda de algún amigo.
Haciendo honor a todos esos clásicos, el juego desarrolla su acción usando un scroll lateral donde encontraremos enemigos por doquier, armas con las que facilitar nuestra tarea y objetos con los que recuperar algo de la vida que hayamos perdido. También tendremos la oportunidad de recoger las monedas que suelten cuando acabemos con ellos. Como puedes ver, elementos que hemos visto en gran cantidad de juegos anteriores. La novedad viene de la mano de los innumerables guiños a la cultura pop de los ochenta y los noventa que nos vamos a encontrar en el juego, y que más de una vez servirán de distracción y nos harán llevarnos una buena tunda a la vez que nos sacan una sonrisa nostálgica.
También es algo habitual, aunque más reciente, el hecho de poder elegir personaje para batirnos el cobre en nuestra aventura. En esta ocasión contamos con seis de ellos que aportan colorido y un estilo algo distinto para complacer nuestros gustos jugones. Y en esa línea retro-moderna tenemos también el componente rolero del juego, algo que ya vimos en River City Ransom y que nos permitirá mejorar a nuestro personaje para hacer algo más llevadera la aventura.
Respecto al juego cooperativo, que es una de las mejores experiencias que nos ofrece el juego, y buena parte de la culpa la tienen las acciones que se nos permite hacer con nuestro compañero, desde prestarle algo de nuestra vida o nuestro dinero, a hacer todo lo contrario, robarle sus recursos. Estos aspectos cooperativo-competitivos, que se pueden jugar tanto online como en local, le aportan un toque picante al juego que le va de maravilla, aunque corramos el riesgo de perder por el camino algún amigo y posiblemente algún mando. Al final de cada una de las fases nos enfrentaremos a uno de los jefes finales, y si has visto la película o leído los cómics, ya sabes quien te está esperando al final de cada nivel.
Scott Pilgrim vs. The World: The Game - Complete Edition llega con cuatro extras que ya vimos anteriormente por separado, y que pretenden alargar un poco más la vida del juego. En Avalancha de jefes nos enfrentaremos a todos los jefes de fase, al estilo de lo que pasaba en juegos como Bad Dudes vs Dragon Ninja, pero en esta ocasión tendremos que intentar hacerlo en el menor tiempo posible. Survival horror es el más colorido de estos modos, y nos obliga a combatir con hordas de zombis intentando sobrevivir el máximo tiempo posible. Pero si los combates más habituales no nos convencen tenemos los dos siguientes modos. Batalla Total nos va a llevar a un cuadrilátero donde tendremos que batir a nuestros cuatro oponentes, que pueden ser también humanos, mientras que Balón prisionero nos vuelve a recordar al nombrado River City y nos lleva a un partido del deporte que da nombre al modo. Una manera muy fresca de romper por completo con el estilo de juego.
Scott Pilgrim vs. The World: The Game - Compete Edition es un juego perfecto para aquellos que disfrutaron hace unas décadas de aquellos clásicos de lucha, bien fuera a los mandos de una recreativa o en casa aporreando el controlador de una NES. Su estilo directo que nos lleva a la acción sin vacilar va a hacer que sea nuestro elegido si lo que queremos es jugar una partida rápida sin tener que complicarnos mucho. El precio al que sale a la venta, y el hecho que corramos el riesgo de quedarnos sin él otra vez hace que sea una buena recomendación, sobre todo si nos gusta jugar con amigos. El buen rato está asegurado.
Lo mejor:
Lo peor: