A medida que han ido transcurriendo los años, se ha perdido la costumbre clásica que teníamos los aficionados a los videojuegos en la década de los 80-90 de reunirnos en un arcade con nuestros amigos para disfrutar jugando en compañía a diversas recreativas. Uno de los géneros más exitosos que se encontraban en aquellas máquinas eran los beat’em y entre ellos podíamos disfrutar de la trilogía Streets of Rage. Desarrollada por Sega AM7, llegó originalmente a Japón en la Sega Genesis bautizada como Bare Knuckle (ベア・ナックル / "puño desnudo") y posteriormente aterrizó en Occidente.
26 años después de la llegada de Streets of Rage 3 (en 1994) la franquicia renace a manos de DotEmu, Lizardcube y Guard Crush Games con una cuarta entrega que podemos disfrutar a partir de este jueves 30 de abril en PS4, Xbox One, PC y Nintendo Switch. La compañía a cargo nos ha traído decenas de remasters y adaptaciones a la generación actual a lo largo de los años (prácticamente todos los de la saga Final Fantasy), por lo que sabemos que el sello de DotEmu asegura una calidad que se puede comprobar al segundo de ponernos a los mandos de Streets of Rage 4.
El argumento de SoR 4 nos sitúa 10 años tras la caída de Mr. X y su Sindicato. La paz había reinado en la ciudad hasta la llegada de los mellizos Y, descendientes del antagonista principal de la franquicia. Están corrompiendo todas las fuerzas del orden de la ciudad y sembrando el caos en las calles. Para controlar esta situación, los ex-agentes Axel Stone y Blaze Fielding unen fuerzas con Cherry Hunter, hija de su viejo amigo, y con Floyd Iraia, aprendiz del brillante Dr. Zan para restaurar el orden en la ciudad y acabar con todo aquel que trate de impedírselo.
Entre niveles encontraremos unas sencillas escenas estilo cómic que nos permitirán conocer mejor el transcurso de la historia y descubrir conversaciones entre los distintos personajes. El estilo de estas viñetas es especial e interesante, aunque nos quedemos con las ganas de escuchar las voces de quienes hablan, ya que el título no cuenta con doblaje, ni siquiera al inglés, y debemos conformarnos con leer subtítulos (en español, eso sí).
Más allá de la trama, la cual siempre suele ser sencilla en los beat’em up, el valor de este Streets of Rage 4 está en detalles como sus escenarios, nuevo diseño de los personajes protagonistas y de los enemigos y, en general, del sistema de controles con el que se ha construido el juego. Desde el primer momento en el que iniciamos el juego sentimos que estamos ante una obra que respeta a la trilogía original y supone un gran legado para ella.
El desplazamiento es siempre lateral y los movimientos son sencillos: cuadrado para ataque rápido, “X” para saltar, “O” para recoger objetos curativos, dinero (que se transforma en puntos) o armas y “O + L” para lanzarlas a nuestros enemigos. Además, cada personaje dispone de una serie de movimientos especiales distintos: uno defensivo, uno ofensivo y uno aéreo que se pueden ejecutar al pulsar triángulo. Son más poderosos pero tienen el hándicap de que nos quitan algo de vida, que queda marcada en verde en nuestra barra de salud y podemos recuperar si herimos de nuevo a los enemigos. Por último, si contamos con estrellas (que encontramos escondidas en los escenarios) podremos ejecutar el ataque devastador al pulsar triángulo y círculo; muy efectivo contra los enemigos más exigentes.
Los controles en sí son sencillos, pero la dificultad está en dominarlos lo suficientemente bien como para realizar combos efectivos con los que barrer la zona de enemigos sin que apenas nos toquen. No tendremos demasiados problemas para superar las primeras pantallas, pero cuando lleguemos al quinto nivel, situado en unas peligrosas Alcantarillas en las que podemos recibir daño tóxico por parte del propio ambiente y caer al vacío si no medimos bien nuestros pasos y saltos, es cuando las cosas se ponen serias.
Streets of Rage 4 presenta una curva de dificultad bien medida que nos obliga a aprender combinaciones de ataques, a hacer frente a cada tipo de enemigo y a superar los peligros que hay en cada nivel a medida que progresamos a través de los 12 escenarios que presenta el modo Historia. Como os podéis imaginar, cada pequeño adversario con el que nos topemos nos atacará de una forma distinta. Algunos tratan de embestirnos, mientras que otros nos disparan desde la distancia con armas de fuego y otros llegan desde el borde de la pantalla dando patadas voladoras que resultan muy dañinas si nos alcanzan.
También encontraremos a una serie de “mini bosses” con varias barras de vida que nos pueden complicar las cosas si no aprendemos el mejor método de hacerles frente. Aun así, donde realmente hay variedad es en cada uno de los jefes finales de nivel a los que nos enfrentemos. A pesar de que alguno se repita y haya unos más “flojos” que otros, en general mantienen un nivel muy alto y al llegar hasta ellos tendremos que poner todas las cartas sobre la mesa y dar lo mejor de nosotros mismos.
Una de las mejores formas de disfrutar de Streets of Rage 4 es hacerlo en compañía. El modo cooperativo local de hasta 4 jugadores nos permite reunirnos en el mismo sofá con nuestros seres queridos para unir fuerzas virtualmente y soltar una somanta de palos a los enemigos que patrullan los 12 niveles del juego. Gracias a esto, la dificultad disminuye un tanto, ya que cada personaje tiene sus propias barras de salud y estrellas para ejecutar ataques especiales. Aun así, para los modos más complicados del título: “Difícil, Dificilísimo y Manía” sí que necesitaremos a un acompañante a nuestro lado a no ser que seamos unos maestros de los beat’em up.
Un detalle que podemos dejar activo o bien deshabilitar es el hecho de poder golpearnos entre nosotros. Se trata de una dificultad añadida, ya que si vamos al por el mismo enemigo o bien estamos en una situación algo caótica, en la que hay muchos personajes en pantalla, nos acabaremos golpeando y facilitándoles el trabajo a nuestros adversarios.
Además de poder desactivar esta opción y de seleccionar un nivel de dificultad acorde con nuestro nivel como jugadores (una vez que la escojamos no se puede cambiar hasta que terminemos la historia o iniciemos un nuevo archivo de guardado) también contamos con diversas Ayudas. Nos las ofrecerán cuando veamos el temible “Game Over” en pantalla y se basan en recibir más vidas y estrellas (que nos permiten realizar los ataques “ultimate”). Aun así, la penalización es que nos restarán mucha puntuación final si las usamos, por lo que si somos del tipo de jugadores a los que les gusta luchar por obtener una flamante “S”, tendremos que jugar sin más ayuda que nuestra propia habilidad con el mando.
Por otro lado, una vez que completemos el modo Historia se desbloquearán el resto de modos desde el menú principal y podremos acceder a las partidas en línea, en las que nos permiten jugar en compañía de un amigo vía Internet (el número de jugadores está limitado a 2) o bien enfrentarnos directamente en alguno de los modos que os detallamos a continuación.
Tras ver los créditos y recibir nuestra puntuación global de cada uno de los 12 niveles quedarán desbloqueados todos los otros modos de juego. Son sencillos, pero suponen un reto añadido para rejugar la historia contando tan solo con las vidas iniciales (modo Arcade), para enfrentarnos de nuevo a todos los jefes, uno tras otro, o bien para encararnos uno a uno contra un amigo en el modo cooperativo local, donde podemos escoger escenarios más sencillos inspirados en los que ya hemos visitado.
A pesar de que estos modos no aporten nada realmente innovador respecto al de Historia, sí que sirven para complementarlo y proponer pequeñas píldoras de contenido que gustarán sobre todo a los jugadores más exigentes que busquen un reto tras otro. Además, sirven para desbloquear más personajes aparte de los cuatro principales (y de Adam, que se une al plantel durante la historia) y obtener aspectos clásicos píxel art y más.
Si sois de aquellos que buscan un reto os podemos asegurar que en Streets of Rage lo encontraréis y si, por otro lado, sois de los que prefieren un paseo algo más ligero y divertido en compañía de alguien querido, podemos afirmar que desde DotEmu han dado en la tecla para contentar a unos y otros.
En este apartado solemos dejar por mencionar en tercer lugar la banda sonora, pero creemos que en Streets of Rage 4 es tan destacable que merece tratarse la primera. Yozo Koshiro, quien compuso la BSO de los dos primeros juegos de la saga, vuelve en esta cuarta entrega para llenar de músicas las calles virtuales del título. No lo ha hecho solo, ya que a él se han unido otros nombres de peso como Motohiro Kawashima, Yoko Shimomura, Hideki Naganuma y Keiji Yamagishi.
Sin lugar a dudas, este equipo de músicos han logrado su objetivo: aportar una sensibilidad moderna a diversos temas que conservan el espíritu de los clásicos. Si por otro lado preferimos escuchar estas melodías directamente, podemos hacerlo al seleccionar la BSO original del primer y segundo Streets of Rage para que suene mientras avanzamos por los nuevos niveles de esta entrega.
Gráficamente es un título sencillo pero su estilo cell shading y cartoon le aportan un toque único y fresco que le dota de una personalidad propia. En cuanto a los diseños de los personajes, hay un poco de todo y tienen en cuenta las corrientes de la actualidad, algo de agradecer para diferenciarse de aquellos títulos que siguen anclados en los cánones antiguos.
Por último, en lo técnico no hemos encontrado problemas ni bugs notables salvo algún tirón de frames puntual. En general, todo el juego funciona bastante bien, con pantallas de carga no demasiado largas y animaciones fluidas que nos permiten disfrutar de la mejor forma posible de los combates a los que nos enfrentemos.
Streets of Rage 4 es un excelente beat’em up que resucita una trilogía que pasó a formar parte de las joyas del pasado. DotEmu y el resto del equipo de desarrollo han logrado hacer un muy buen trabajo al conservar el legado de los originales y traer una nueva entrega que nos hará sentir nostalgia a pesar de no tratarse de un remake. Es más una sensación, que se ve incrementada al compartir la experiencia con un ser querido y sentarnos frente al televisor para jugar en modo cooperativo local. Una experiencia divertida y adaptable a nuestro nivel como jugadores que disfrutaremos tanto si somos grandes fans de los clásicos como si acabamos de conocer a Axel, Blaze y el resto de personajes icónicos de Streets of Rage.
*Este análisis se ha realizado gracias a un código de review proporcionado por The Cosmocover Team.