Juegos JRPG y Nintendo Switch son conceptos irremediablemente unidos y que, para nuestra fortuna, nos permite disfrutar de un género veterano, que si bien no ha dicho todo lo que tiene que decir, comienza a necesitar arriesgar en su anquilosado planteamiento. Y ahora llega Bravely Default II.
Square Enix nos presenta para la ocasión el nuevo título de la serie Bravely que, si bien continua con esta serie que debutara en Nintendo 3DS, nos ofrece en esta ocasión una aventura completamente nueva e independiente y que no nos obliga a jugar previamente los títulos publicados. Así, se trata de una nueva historia que poco tiene que ver con Bravely Default o con Bravely Second: End Layer. En esta ocasión Square Enix nos plantea una historia que arranca de manera ágil y que desgraciadamente abusa de clichés del género: Un grupo de héroes, cuatro en esta ocasión, que deben recuperar una serie de cristales elementales, mientras luchan contra el mal que amenaza con despertar.
Os suena, ¿verdad? Entendiendo que es un planteamiento casi inherente al género, lo cierto es que hubiera sido deseable más frescura en la concepción de los conceptos que vertebran a esta nueva obra de la serie Bravely. No obstante, resulta un planteamiento que entretiene y que sabe mantener el interés del jugador en un sistema de progresión que comienza a brillar tan pronto como comienzan sus combates.
Y es que su sistema de combate engancha, siendo este uno de los pilares jugables del título y donde encontramos algunos de sus principales atractivos. Nos encontramos con un sistema que bebe de los títulos anteriores de la serie y que nos invita a gestionar nuestras interacciones -conocidas como Brave y Default-, pudiendo consumir varios turnos de acción seguidos, a expensas de saber que quedaremos desprotegidos en los siguientes turnos. Este uso del Brave y Default da lugar a una gestión alternativa y asimétrica de los turnos de acción, es por derecho propio una de las señas de identidad del juego.
Este sistema nos permite agilizar batallas contra enemigos pequeños, arriesgando una lluvia de acciones ofensivas, sabiendo que en esta sucesión de ataques los destruiremos para salir airosos de la contienda, una clara necesidad que solventa lo repetitivo de algunos enfrentamientos. No obstante, con enemigos fuertes -¡ojo a los jefes finales!- la cosa cambia y tendremos que jugar con el tempo de manera inteligente para arriesgar sólo cuando la situación invite a ello. Todo ello sin olvidar que nuestros enemigos también pueden hacer uso de este sistema de acciones.
Lo anterior se completa con una barra de tiempo de acción cuya velocidad de llenado varía motivada por múltiples factores que cambian a lo largo de la historia. En conjunto, todo un acierto en un planteamiento de sistema de combate que nos ha encantado y que, desde luego, es una valiosa virtud en un género que dedica una gran parte de su tiempo de juego a este menester. A ello se le une la eliminación de los combates aleatorios que nos da la opción de elegir cuándo luchar y cuándo avanzar en la historia de una manera más ágil. Os recomendamos encarar los enfrentamientos por la espalda de los enemigos, lo que nos otorgará una ventaja en el ataque. Mucho cuidado de que no os cojan la espalda a vosotros o serán ellos los que disfruten de dicha ventaja.
Respecto al conjunto de personajes que compone el grupo, nos encontramos con personajes bien definidos, con personalidad propia, con un desarrollo de guion ágil y entretenido. Cada personaje tendrá un sistema de clases y trabajos que definen su estilo de lucha y habilidades, con una profundidad que de nuevo contribuye en la caracterización diferencial de cada personaje. Una delicia ligeramente emborronada por la inexpresividad facial de los modelados.
Nuestros intrépidos aventureros recorrerán un amplio mundo en el que no faltarán mazmorras, desiertos, ruinas abandonadas y ciudades. Multitud de rincones en los que perderse, completar misiones secundarias -algunas muy flojas- y disfrutar de detalles tan entretenidos como un divertido juego de cartas que, sin ser excesivamente profundo, entretiene y recuerda a juegos de esta casa que ya introducían estos pequeños añadidos en sus planteamientos. Un gran acierto que se agradece.
Respecto a su planteamiento técnico, a destacar su buena banda sonora con algunas melodías que se incrustan por debajo de nuestro lóbulo frontal y que pueden convertirse en nuestras compañeras, incluso una vez apagada nuestra consola. Todo ello acompañado de unos buenos efectos sonoros y un notable doblaje al inglés. También está disponible el doblaje en japonés siendo la opción en inglés la elegida por nosotros para este análisis.
La parte visual presente altibajos, con escenarios y ciudades cuidadas y de una calidad artística excepcional. No obstante, y siendo consciente de que es un tema de gustos personales, el sistema super deformed, caracterizado por personajes que parecen muñecos cabezones de polyspan, no encaja en el conjunto. A esto no ayuda el hecho de que los fondos tienen una calidad en su dibujado muy distinta a la de los personajes y en ocasiones nos trasmitirá la misma sensación de cuando jugábamos a los títulos de pasadas generaciones en los que los personajes aterrizaban en escenarios pre-renderizados, visualmente a años luz de la calidad poligonal de los demás elementos móviles del conjunto. Quizás este sea uno de sus puntos débiles más destacables de este título. Por el contrario, nos encontramos con un sistema de menús bien estructurado, visualmente muy atractivo y cuidado, en el que dará gusto perderse.
Nintendo Switch vuelve a convertirse en el hogar favorito del JRPG, con un título que viene a engordar una librería de títulos realmente envidiable. Si queréis seguir disfrutando del género clásico y le perdonáis algunos pequeños detalles mejorables, disfrutaréis de una buena aventura que os mantendrá atrapados durante un buen puñado de horas.