Análisis de Edengate: The Edge of Life, un dédalo de inestabilidad mental
Edengate: The Edge of Life es una pesadilla mental convertida en juego de aventura con toques de terror
Una experiencia breve, pero con una narrativa intensa que nos ha convencido
Edengate es como una pesadilla. Por mucho que la frase pueda parecer negativa, en realidad es el perfecto reflejo de lo que se nos genera en la cabeza cuando estamos en "horas oníricas". Un relato bastante corto (como suele ocurrir), que se va enrareciendo y que solo tiene sentido en el contexto de una creación mental en fase REM. Edengate tiene el regusto de las aventuras de pseudo-terror de la década pasada, y esto, comencemos por especificarlo, no es una crítica negativa.
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Pese al auge de Twitch y de los vídeos en los que algún famoso (o no) streamer-youtuber-gamer (o sucedáneos) juega a un título y se lo pasa dando excesivos saltos de horror cuando un muñeco aparece en mitad de la pantalla con movimientos erráticos, Edengate es la prueba de que la brevedad y la búsqueda de inmediatez no están reñidos con una historia interesante. Y lo de inmediatez es real, os puede durar, literalmente, lo que una película noventera, y habréis destripado todo su significado en menos de dos horas. El título nos ofrece una jugabilidad que, en cierto modo, es algo "limitada". No gozamos de una enorme gama de movimientos, si bien se nos permite deambular por escenarios (en los que estaremos solos casi siempre) con un nivel de detalle sorprendentemente alto; y queremos especificar esto porque no es un título de mucho peso en gigas para nuestro disco duro.
Empezamos despertando en pleno "blackout" en el hospital, recurso ya de sobra conocido en esta clase de narrativa, que nos llevará por enrevesados puzles en diversos corredores. No, no son búsquedas difíciles, el juego invita al usuario a disfrutar de la historia más que a dar vueltas por un escenario que, de otro modo, nos habría resultado especialmente áspero. Más aún cuando, sin duda, se trata de un título totalmente de la pasada generación, pero eso ya ha perdido sentido a día de hoy, cuando la "nueva" es básicamente una especie de expansión de la pasada. En tercera persona, vamos a visitar una serie de instalaciones (con un cambio de personaje en un momento dado que preferimos no revelar para no reventar la trama) haciendo uso de nuestra capacidad de raciocinio y búsqueda de códigos para avanzar.
A nivel de voces, debemos decir que la actuación de la actriz de doblaje está más que conseguida (si bien el título está subtitulado a nuestro idioma), y la ambientación a veces se antoja algo más luminosa de lo que tal vez hubiese quedado bien en un título de esta índole. Y es una lástima, porque todo acaba resultando más "gris" y metalizado de lo que realmente nos gustaría, salvando algunos pasos por exteriores. Sin llegar a ser un "walking simulator", sí que vamos a sentir una sensación absoluta de linealidad, apoyados en sus escenarios cerrados y en su argumento propio de relato corto. Pero el resultado, sin duda, a nivel de trama no decepciona.
Tal vez no sea un título para todos los públicos, si lo que buscamos es un producto fácil y directo. Pero sí que está más que conseguido para todo aquel jugador que disfruta de una narrativa intensa, con algún desafío y que echa de menos aquella avalancha de juegos que solían ser en primera persona y empleando el motor Unreal hicieron las delicias de quienes ya paladearon las aventuras gráficas en el pasado, véase Obscuritas o Layers of Fear. Tras disfrtutar de él en su versión para PlayStation 4, debemos añadir que técnicamente está a muy buen nivel, dentro de la media del sistema, y que no adolece de caídas de frames, o derivados.
En definitiva...
Edengate es un juego bastante concreto, bastante escueto, pero a la vez muy efectivo. Un producto totalmente enfocado en la narrativa, lineal, breve, pero lo suficiente como para no resultar ni corto, ni excesivo. Una pesadilla mental convertida en juego de aventura con toques de terror que nos dará una buena experiencia general, y que nos dejará con un regusto muy clásico. El de ese entorno jugable que nos ha traído, dentro de sus posibilidades técnicas, grandes experiencias.