Análisis de TAPE: Unveil the Memories, una deliciosa aventura homenaje al cine de terror de los 90
TAPE es un original juego de terror en primera persona desarrollado por el estudio madrileño Black Chili Goat
Un título cargado de referencias cinematográficas que pone los pelos de punta
Descubre la terrible verdad sobre la infancia de la protagonista del juego
Hay una especial debilidad hacia el género del terror en el desarrollo indie patrio, y es que ya hemos tenido un buen número de ejemplos recientemente, como el caso de Ikai o el de Insomnis, con resultados muy interesantes. Hoy nos toca hablar de TAPE: Unveil the Memories, un juego muy especial, al que le teníamos muchas ganas. El juego, de los madrileños Black Chili Goat Studios llega de la mano de PlayStation Talents y ya está disponible para PS4 y PC.
Hemos tenido ocasión de completar TAPE y tenemos que decir, antes de meternos en detalles, que hemos pasado un buen puñado de horas muy entretenidas, con una propuesta realmente original, cargada de momentos de misterio y tensión, y con una historia extraordinariamente construida y muy enrevesada. Además, sus sencillas y originales mecánicas, que mezclan la aventura gráfica, los puzles y los momentos de sigilo, se visten de un amor infinito por el cine y un genial homenaje a las películas de miedo.
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Galicia caníbal
TAPE nos pone en la piel de Iria, una chica adolescente que vive con su madre en un pequeño pueblo (ficticio) de Galicia llamado Antumbría. Iria despierta en su casa y, tras unos pequeños momentos de exploración por la pequeña casa, en los que conocemos un poco más a Iria y algunos detalles de su difícil relación con su madre, encontramos una cinta de vídeo VHS (hay que recordar que estamos en la Galicia de los años 90).
La cinta, que tiene escrito un ‘Para Iria’ en la etiqueta, será nuestro billete a los recuerdos más profundos de la adolescente, sus recuerdos olvidados sobre su infancia y algunos secretos ocultos en su memoria, demasiado terroríficos para ser recordados. Al colocar la cinta de vídeo en el reproductor VHS del salón comenzará el viaje a la memoria de Iria y también a sus perores pesadillas.
La cinta de vídeo es un mensaje del padre de Iria, un popular director de cine de terror gallego llamado Anxo, que le lanza a su hija una petición desesperada de ayuda. Así, comenzaremos nuestro viaje por un mundo terrorífico, que mezclará constantemente ficción y realidad y que nos llevará por distintas localizaciones (el Hospital de la comarca, la que fue la mansión familiar…) En todos ellos tendremos que explorar y buscar distintos objetos y pistas que nos permitan avanzar y muchos de ellos serán pequeñas piezas de un inmenso puzzle que nos irá desvelando quién era el padre de Iria, qué le pasó, además de unos cuantos oscuros secretos familiares.
Todos estos objetos y pequeñas pistas y coleccionables hay un montón de cintas de vídeo, muchas de las películas rodadas por Anxo y algunas otras, que son un divertido y trabajado homenaje a decenas de clásicos del cine de terror. Ver sus portadas, sus títulos y leer su sinopsis nos descubrirá de que películas famosas del género estamos hablando. El equipo de desarrollo ha puesto mucho mimo y cariño en colocar estos pequeños detalles, cargados de detalles, y ha sido un gustazo descubrirlos todos. Nos ha sacado unas cuantas sonrisas.
Otros muchos de estos detalles, objetos, secretos y demás están inspirados en la cultura y el folclore gallego, pero también sobre su cultura más moderna, como la música. Hay muchas cintas de casete repartidas por el mapeado y descubrirlas ha resultado muy divertido, sobre todo por los nombres de los grupos, ligeramente cambiados, y la genial adaptación de las portadas. “Galicia caníbal (Fai un sol de carallo)” que dirían Os Resentidos (¿o eran Os Disgustados?).
Cámara y acción
Al principio, el juego nos invita a recorrer las distintas estancias, investigar todo lo que tenemos a nuestro alcance y conseguir avanzar superando sencillos puzles que suelen implicar encontrar una serie de llaves o desbloquear alguna puerta. Todo ello, por supuesto, en una ambientación entre onírica y misteriosa, con una atmósfera que ya va erizándonos el pelo en algunos momentos. Pero, al poco tiempo, encontraremos la vieja cámara de vídeo del padre de Iria, que se convertirá en nuestra principal herramienta en el juego, que añadirá una interesante mecánica de resolución de puzles.
La cámara, que podemos activar pulsando el botón círculo del mando, nos permite avanzar o retroceder el tiempo de determinados objetos. Esto hace que se muevan, por ejemplo, y que dejen de obstaculizar nuestro paso. Los escenarios mezclan realidad y ficción y muchas estructuras y objetos están entremezcladas o flotan en el aire, con físicas imposibles. La cámara nos permite moverlos hacia adelante o atrás para resolver un sinfín de puzles diferentes. En un comienzo estos puzles son muy sencillos, pero se van complicando de maneras que no podíamos ni imaginar, consiguiendo momentos realmente curiosos en los que hay que tirar de imaginación para encontrar la manera de seguir adelante.
Y, por supuesto, en esta historia hay un monstruo. Uno enorme y terrorífico, que puebla los recuerdos de Iria y que espera agazapado en cada esquina, esperando que la adolescente se descuide para acabar con ella. Así, en muchas ocasiones nos encontraremos con él y nuestra principal preocupación en estas fases será que no nos detecte. Para ello tendremos que agacharnos, ocultarnos y evitar que nos vea o nos oiga, ya que si lo hace correrá a por nosotros y acabará con nuestra vida en un segundo.
Estas fases de sigilo aparecerán de manera constante y enseguida aprenderemos a sortearlas, con un poco de paciencia y utilizando el entorno para ocultarnos y seguir avanzando sin caer en sus garras. Utilizar la cámara con el monstruo lo aturdirá unos segundos, pero dejará la cámara inutilizada durante unos segundos. Pero estas fases se complican cuando requieren que resolvamos distintos puzles, muchas veces con la cámara, mientras calculamos los tiempos y los espacios para no exponernos al monstruo y terminar bajo sus garras. Es en estas fases donde más tensión y agobio hemos sentido en la aventura.
Aunque también hay que decir que, tras unas cuantas veces repitiendo mecánica, se ha abusado un poco de la repetición de estas fases de sigilo con el monstruo tras nosotros. Tras cinco o seis veces, todas comienzan a parecernos iguales y repetitivas, y pasamos por ellas deseando ‘quitárnoslas de encima’. Sobre todo, cuando encontramos los trucos para dar esquinazo a la bestia. Solo se añade un poco de aire fresco en un par de ellas, hacia el final del juego, porque se añade algún puzle que solventar mientras lo esquivamos.
Una historia sólida y un apartado técnico que cumple
Como ya hemos insistido varias veces, la historia de TAPE es su punto más fuerte y la forma de irla desvelando nos ha sorprendido gratamente, porque funciona realmente bien. No vamos a profundizar en ella porque es muy importante para disfrutar del juego que sea el jugador el que la vaya descubriendo, el que vaya sorprendiéndose, como la propia Iria, al descubrir esos secretos familiares tan oscuros.
Y, como también hemos dicho ya, las contantes referencias a la cultura popular de los 90, sobre todo al cine de terror, son una maravilla. Los aficionados al cine, sobre todo de terror, van a disfrutar de lo lindo encontrando todos estos pequeños detalles, diseminados por todas partes. Pero también reflejados en muchos de sus entornos. Cuando atravieses un pasillo o entres en una estancia, te llegarán muchas referencias cinematográficas la cabeza: clásicos del terror como El Resplandor, La Semilla del Diablo o la serie televisiva Twin Peaks tiene su reflejo en muchos momentos del juego. También te invitamos a descubrirlos por ti mismo.
Y para que no se te escape ninguna de estas referencias y secretos y tesoros ocultos, una vez terminado el juego se abre un nuevo modo llamado ‘El Montaje del Director’, que permite rejugar el título pero yendo al meollo del a cuestión, a buscar aquello que se nos olvidó y a tomar distintas decisiones para ver una serie de finales distintos. Y es que hay unas cuantas decisiones en la aventura que tenemos que tomar y que cambiarán el devenir de la historia.
El apartado técnico de TAPE es notable, con unos modelados 3D de los entornos que cumplen bastante bien, aunque sin tirar cohetes para los gráficos a los que la nueva generación nos tiene acostumbrados. Destacan algunas estancias, bien diseñadas y detalladas y que consiguen esa ambientación y atmósfera agobiante y misteriosa, pero otras son más pobres y hay que decir que a muchos objetos y texturas se ‘les ven las costuras’. Como al monstruo, que siendo original y de aspecto terrorífico, no cuenta con un detalle y unas animaciones a la altura.
Para paliar estas pequeñas carencias en lo gráfico, pero también como un recurso muy bien integrado, los desarrolladores de TAPE han añadido metraje real al juego, además de fotografías de actores reales. Las cintas que reproducimos para ver y oír al padre de Iria están grabadas por un actor y todas las fotografías que encontramos de los personajes son fotografías reales. Es una solución que se ha integrado de una forma bastante acertada, aunque no deja de contrastar en muchas ocasiones por esa calidad gráfica, digamos que simplemente aceptable.
La banda sonora es otro de los puntos fuertes del juego, con una extraordinaria cantidad de canciones que mezclan melodías que infunden tensión y terror, con música noventera y folclore tradicional gallego. Algunas son extraordinarias y están integradas en los diferentes momentos del juego de manera magistral. A esto se unen las voces de los actores que interpretan a los diferentes personajes, que también muestran un gran nivel.
En definitiva…
TAPE: Unveil the memories es una fantástica sorpresa. Si te gustan los juegos de terror en primera persona vas a disfrutar de lo lindo, pero también lo harás si no eres especialmente fan del género, pero te gustan las aventuras gráficas y, sobre todo, si eres un aficionado al cine de terror y creciste en los años 90. Sin un apartado gráfico sobresaliente, pero si notable, y con algunos momentos algo repetitivos, la experiencia general del juego es muy satisfactoria. Merece mucho la pena y resulta más meritorio tratándose del primer videojuego de un estudio (Black Chili Goat) a los que hay que tener desde ya en el radar.