Análisis A Plague Tale: Requiem, busca la luz cuando lleguen las ratas

  • La secuela de A Plague Tale: Innocence vuelve a sorprendernos con su mezcla de acción, aventura y sigilo

  • Asobo Studios continúa su epopeya medieval potenciando todo lo bueno de la primera entrega

Sin duda alguna, uno de los tapados de 2019, esos videojuegos que llegaron sin hacer mucho ruido pero que se convirtieron en fantásticas e inesperadas sorpresas para los jugadores, fue A Plague Tale: Innocence. El juego de la desarrolladora francesa Asobo Studios fue celebrado por jugadores y crítica, por su fantástica historia (basada en la Francia medieval de la peste negra) y su original propuesta jugable. Y es que se trataba de un título de acción, pero donde el sigilo, la pausa y las habilidades de sus dos pequeños protagonistas, primaban sobre la violencia o el enfrentamiento directo.    

Aquel título de 2019 nos ganó el corazón por la historia de sus pequeños protagonistas y por esa angustia que nos transmitía: se trataba de dos niños en mitad de una época violenta y despiadada. Niños contra soldados armados hasta los dientes, lo que convertía a cualquier situación en un peligro para sus vidas. Además, a todo lo rodeaba una misteriosa enfermedad relacionada con una plaga de ratas devoradoras de hombres.

Todo lo bueno de aquella aventura, que fue mucho, llega potenciado en su secuela, A Plague Tale: Requiem. Sus desarrolladores han conseguido mantener el espíritu, la ambientación y la jugabilidad del original, pero mejorando la experiencia. A nivel técnico, la secuela es una maravilla aun más conseguida, la fantástica historia continúa allí donde la dejamos y la jugabilidad se mantiene, añadiendo algunas nuevas posibilidades que hacen que la experiencia mejore exponencialmente.

Amicia y Hugo continúan su viaje

A Plague Tale: Requiem comienza donde terminó la primera entrega, con Amicia y Hugo intentando llevar una vida medianamente normal tras los acontecimientos del primer juego. Los acompañan la madre de ambos, alquimista de profesión, y el pequeño Lucas, su aprendiz, a los que también conocimos en el primer juego. Todos continúan la huida a través de la campiña francesa, huyendo de las ciudades devastadas y buscando alguna posible cura para la ‘prima macula’, el extraño mal que aqueja al pequeño Hugo.   

Aunque los primeros compases del juego son idílicos, y parece que la familia ha encontrado un refugio donde pasar desapercibida, enseguida los veremos de nuevo en problemas. Y es que la plaga de ratas asesinas continúa extendiéndose y, como ya sabemos de la primera entrega, Hugo es el único que no puede huir de ella, ya que la prima macula y la propia plaga están relacionadas directamente. Así, huir de la plaga o de los soldados que luchan por extinguirla, será una constante para Hugo y sus protectores.

Tras unos primeros niveles para recuperar sensaciones y para volver a meternos en la piel de una Amicia algo más madura, algo más adulta y agresiva que la niña a la que conocimos en la primera entrega, el pequeño grupo llegará a una nueva ciudad donde un sabio Magister de la orden de alquimistas podrá darles una solución para la enfermedad de Hugo, o al menos eso piensan ellos. Pero la misteriosa maldición que aqueja a la sangre del niño y la devastadora plaga que lo persigue se mostrará implacable.

La historia que nos atrapó en la primera entrega vuelve aquí a deslumbrarnos y tenernos pegados al mando durante las 20 horas, aproximadamente, que nos puede llevar completar la campaña del juego. Una exquisita historia inspirada en una edad media despiadada y cruel, en un periodo donde plagas como la peste negra eran capaces de arrasar ciudades enteras. Todo atravesando distintas localizaciones en entornos que esta vez son semi-abiertos, por lo que nos dejan elegir, de manera contenida, por donde avanzar o qué camino tomar en algunos momentos.

Encarnamos a una Amicia no tan inocente

El eje de la primera entrega, la inocencia de los dos niños protagonistas que intentan abrirse paso en un mundo violento, despiadado y cruel que, además, sufre una plaga apocalíptica, sigue presente en esta secuela. Amicia sigue siendo una jovencita, que tiene que cuidar de su pequeño hermano enfermo, e intentar escapar de ejércitos de soldados que quieren acaba con sus vidas (sin olvidarnos de las voraces hordas de ratas). Así, el sigilo y la astucia para superar situaciones serán las habilidades que primen frente a la violencia o los ataques directos.  Al fin y al cabo, Amicia sigue siendo una niña frente a experimentados y violentos soldados armados.

Pero Amicia ha cambiado un poco, ya no es la niña asustadiza de la primera entrega, sino que la aventura y las duras experiencias vividas, le han hecho madurar de forma repentina. Y eso se notará en su manera de enfrentarse a los diferentes peligros, con un toque más agresivo y determinado, utilizando la violencia y recurriendo al asesinato en muchos casos. Y es que situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Amicia no dudará en enfrentarse a quien haga falta, incluida su madre, para cuidar de su hermano.

Así, volveremos a controlar a Amicia como personaje principal, aunque estaremos acompañados como de costumbre de Hugo (y a veces en lugar de Hugo, de algún otro personaje secundario, como Lucas). En cualquier caso, la pareja jugable tendrá que pasar desapercibida y normalmente atravesar un enorme mapa plagado de enemigos para conseguir un objetivo. Alcanzarlo dependerá de nuestras cualidades de infiltración y sigilo y, en caso de ser necesario, de utilizar el entorno o los recursos que llevamos con nosotros, para acabar con las amenazas.      

Aquí entrarán en juego algunas armas con las que Amicia puede eliminar a algunos enemigos. Ella cuenta con su inseparable honda, con la que podemos abatir a algún soldado sin yelmo de vez en cuando. También tendremos a nuestra disposición cuchillos (de un solo uso) e incluso una ballesta para disparar virotes (que serán realmente muy escasos). Pero hay que tener en cuenta que eliminar a un enemigo, aunque habrá veces que es inevitable, tiene sus consecuencias: sus compañeros detectarán cuándo es abatido si no somos cuidadosos o descubrirán su cadáver y redoblarán su búsqueda. Y esto puede hacer que nos veamos rodeados por decenas de soldados.    

Por eso, en muchas ocasiones es mejor superar una zona escondidos en el entorno, no alertar a los enemigos o eliminarlos de manera indirecta, utilizando el propio entorno o nuestros recursos para que caigan abatidos a distancia. Es aquí donde entra en juego los pequeños conocimientos de alquimia de Lucas, que enseñará a Amicia a preparar reactivos que serán de mucha ayuda. Así, podremos crear proyectiles (para lanzar con la honda) o tarros arrojables (para que el efecto sea aun mayor) con diferentes efectos: con fuego para prender braseros o antorchas lejanas, combustible para avivar los fuegos o un reactivo que produce un denso humo para apagar las llamas, entre otros.

Todos efectos para nuestros proyectiles o tarros tendremos que crearlo mezclando recursos que iremos recogiendo por el entorno: alcohol, polvo de azufre, pirita. fósforo y demás. Como ya sabemos, las ratas huyen de la luz y tendremos que utilizar nuestra honda o los tarros que recojamos, cargados de estos reactivos, para superar muchas fases: encender braseros lejanos, ahuyentar a algunos grupos de ratas con una llamarada más luminosa potenciada con brea, etc. Pero también nos servirán, como hemos dicho, para eliminar enemigos de forma segura: podemos hacerles arder desde lejos, o apagar sus antorchas para que las ratas se ocupen de ellos. También podemos pringar el suelo de brea para que los soldados se queden pegados, lo que les hace caminar más lentos y nos permiten escabullirnos sin que nos cojan (aunque también podemos prender fuego a esa brea con ellos en medio y observar el resultado).    

Las ratas, las malditas ratas

Toda esta parte de crafteo es fundamental para el juego, y nos tendrá siempre buscando recursos, recogiéndolos y asegurarnos que tenemos creados suficientes reactivos para seguir avanzando con garantías. Y es que, como ya hemos repetido muchas veces, Amicia tiene que ser mucho más inteligente que los enemigos, que la superan en número y fuerza bruta. Además, podremos ir recogiendo otros componentes y restos que nos permitirán aumentar el nivel de nuestras habilidades en las mesas de trabajo que encontraremos por todo el juego (sí, como las de The Last of Us, salvando las distancias). Aquí Amicia puede potenciar su pericia con su honda o su maestría con la alquimia, por ejemplo.

Y además de ejércitos enteros de soldados tratando de matarnos, están las ratas, las malditas hordas de ratas. Esos terroríficos ríos de ratas negras de ojos rojos lo inundarán todo en muchos compases del juego y se llevarán por delante amigos y enemigos por igual. Y, además de protegernos de ellas, ya hemos dicho que podemos utilizarlas. Y esto lo haremos de manera indirecta (creando trampas de luz y oscuridad para que acaben con los soldados enemigos) pero también de manera directa: con los poderes de Hugo. Y es que el pequeño Hugo, como ya vimos en el primer juego, tiene un vínculo misterioso con las ratas, y puede manejarlas a voluntad si es necesario.

Además de los enfrentamientos y los momentos de acción y sigilo para huir o acabar con los soldados enemigos que nos buscan, el juego vuelve a tener muchos momentos donde primará la resolución de algún puzle. Aquí tendremos que tirar de todas las habilidades de Amicia y de la colaboración de Hugo, de Lucas o de cualquier otro secundario que nos acompañe. Activar mecanismos mientras otro personaje realiza otra acción (que podemos controlar pulsando un botón del mando) será recurrente también en estos momentos.

Un espectáculo visual

En el apartado técnico tenemos que ponerle un sobresaliente a este juego, que muestra unos gráficos a la altura de los nuevos PC’s y de la nueva generación de videoconsolas. Los enormes espacios abiertos son abrumadores, cargados de detalles y con un rendimiento espectacular: enormes bosques, ríos de aguas salvajes, montañas rocosas rodeándolo todo, detalladas ciudades medievales repletas de gentes en sus estrechas calles, edificios enormes con decenas de habitaciones y salones, mazmorras oscuras, zonas pantanosas, extensos campos de cultivo… El gusto con el que está diseñado cada nivel y la cantidad de detalles desplegados, con un excelente tratamiento de la luz (tan importante en este juego) nos ha cautivado.

La única pega que podemos destacar es algún que otro comportamiento extraño en las físicas de las hordas de ratas en algunas situaciones. Por ejemplo, como al acercarles la luz huyen despavoridas, en algunos momentos se comportaron de maneras muy poco realistas al colisionar con otros objetos, quedando a veces atrapadas en el aire o contra muros invisibles.

También hemos dicho ya que el rendimiento del juego está fantásticamente optimizado, permitiendo llegar a los 60fps en PS5 y Xbox Series X, de una forma aceptablemente estable. En cuanto a su banda sonora, estamos ante otra excelente colección de piezas fantásticas, inspiradas en la música medieval, y acompañado de unas voces con un extraordinario doblaje al castellano.    

En definitiva…

A Plague Tale: Requiem ya no es una sorpresa, porque ya sabíamos que sus desarrolladores eran capaces de crear un excelente juego de aventuras y acción imprimiéndole su propio sello. El primer juego fue una fabulosa aventura y esta secuela no hace sino mejorar la experiencia. Su historia es apasionante y su jugabilidad mantiene la originalidad del primer título, pero potenciada y mejorada con nuevos añadidos fantásticamente diseñados.    

*Hemos realizado este análisis con una copia de A Plague Tale: Requiem para PlayStation 5 facilitada por Plaion.

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