Todo aficionado al género del rol que se precie conocerá la franquicia Pathfinder, considerada por muchos como la evolución del sistema del mítico Dragones y Mazmorras (Dungeons & Dragons). En concreto, Kingmaker se basa en los seis módulos que componen la campaña Pathfinder Adventure Path (2010). Desarrollada por el estudio ruso Owlcat, llegó a PC el pasado 2018 tras una exitosa campaña en Kickstarter y desde entonces sus responsables ya mostraron su interés en realizar un port a consolas. Finalmente lo han conseguido, ya que desde este pasado 18 de agosto se encuentra disponible en PS4 y Xbox One. Nosotros ya lo hemos jugado y a continuación os traemos nuestro análisis de esta larga, compleja y épica obra de rol.
Pathfinder: Kingmaker nos propone explorar las Tierras Robadas de Golarion, una región que ha supuesto un territorio en disputa durante siglos. En estas tierras, cientos de reinos se han levantado y caído hasta que ha llegado el momento de dejar nuestra huella nada más y nada menos que construyendo nuestro propio reino. Eso sí, no será nada fácil hacerlo, ya que deberemos sobrevivir a un gran número de peligros que llegan desde la propia naturaleza salvaje y se extienden hasta la amenaza que suponen las naciones rivales, además de las tramas conspiratorias dentro de nuestra propia corte, algo que no tardaremos en comprobar en los primeros compases del juego.
En general, nuestra función en Pathfinder: Kingmaker es la de conquistar nuevas regiones para reclamarlas como nuestras, por lo que podemos considerar que también hay un fuerte componente de estrategia en el título. Por supuesto, también podemos esperar encontrar una buena dosis de exploración de mazmorras clásicas que forman parte del corazón de esta aventura, la cual mezcla elementos como la diplomacia, la política y el desarrollo del reino para proponernos todo un desafío.
La trama principal se va introduciendo poco a poco y aderezando con misiones secundarias interesantes que demuestran que nos encontramos ante un gran juego de rol. Eso sí, debido precisamente al género al que pertenece puede resultar un tanto abrumador en un inicio hasta que nos acostumbramos a la infinidad de posibilidades que ofrece. Disponemos de una buena cantidad de tutoriales y textos explicativos detallados, los cuales, eso sí, presentan una fuente de letra algo pequeña que cuesta leer si la pantalla en la que jugamos no es demasiado grande.
Esta sensación abrumadora se aplica principalmente a la primera parte de Pathfinder: Kingmaker, ya que es el momento en el que nos tocará crear y personalizar al detalle a nuestro o nuestra protagonista. Si nunca antes hemos jugado a rol de mesa nos costará comprender todos los conceptos que nos proponen, mientras que si el rol clásico nos apasiona, la creación de nuestro personaje será coser y cantar y, de hecho, una delicia debido a lo bien que han sabido adaptar el juego de papel y lápiz a su versión digital.
Para empezar, debemos escoger el nivel de dificultad de nuestra aventura entre seis disponibles, el cual abre un árbol de posibilidades lleno de ramas que afectan a los daños críticos, el subir de nivel de forma automática o manual y demás. Tras ello, escoger nuestra clase entre las 5 opciones posibles (Luchador, Paladín, Ranger, Hechicero o Clérigo) o bien crear un personaje personalizado será clave con tal de determinar el tipo de habilidades, ataques y demás atributos de los que dispondrá nuestro/a protagonista.
Su alineación (Caótico neutral, maligno, bueno…) también será algo que deberemos seleccionar desde el principio y afectará al tipo de respuestas que podremos dar en conversaciones y a nuestra forma de comportarnos aunque, por supuesto, será algo que una vez dentro de la partida podremos moldear a nuestro gusto.
Más allá de esto, podemos personalizar su raza y los marcadores de Fuerza, Destreza, Constitución, Inteligencia, Sabiduría y Carisma en función de nuestras preferencias personales y así escoger la forma en la que se enfrentará a las diversas situaciones que tendrán lugar en las más de 80 horas que dura la campaña, como mínimo.
La forma de adaptarlo todo a la versión de consola es aceptable con tal de que movernos por los menús mando en mano sea lo suficientemente sencillo como para que cualquier tipo de jugador, experimentado o no en el género, pueda hacerse con los sistemas a las pocas horas de juego. Eso sí, tendremos que dominar el inglés, ya que al menos por ahora el título no cuenta con traducción ni doblaje al español.
Todas estas habilidades y características de nuestro protagonista lucirán tanto en las complejas y detalladas conversaciones, llenas de posibles respuestas distintas, como en las batallas. En este caso, podremos cambiar en cualquier momento entre un sistema de combate en tiempo real o por turnos. Este último está más ligado al espíritu del rol clásico, pero si preferimos el primero, más ágil y sencillo, podemos escogerlo sin problema.
Eso sí, debemos estar atentos a las explicaciones iniciales con tal de comprender los fundamentos de las batallas, ya que no será tan sencillo como seleccionar a nuestro enemigo con el cursor y esperar a que nuestro personaje se mueva y ataque. Por ello, deberemos tener en cuenta que hay que “tirar Iniciativa” para disponer el orden de los turnos, el tipo de ataque o habilidad que queremos usar en función del enemigo al que nos enfrentamos, su clase de armadura y, en general, sumergirnos en el sistema d20, el cual hace referencia al conocido dado de 20 que cualquier buen jugador de rol reconocerá al momento.
Además, contamos con diversos compañeros que se van uniendo a nuestra causa a medida que la aventura avanza, algo que enriquece la experiencia en gran medida y nos abre un nuevo mundo de posibilidades estratégicas de combate. En concreto, en el caso de la Edición Definitiva, se han incluido nuevos ítems, armas, habilidades y otras múltiples mejoras que amplían todavía más la ya extensa propuesta que llegó a PC en 2018.
Tan solo al iniciar nuestra partida en Pathfinder: Kingmaker ya nos permitirá escoger entre jugar a la historia principal o adentrarnos en una de las dos grandes expansiones que vienen incluidas sin coste adicional en la edición definitiva. Para empezar, Varnhold’s Lot nos propone vivir la historia particular del capitán mercenario Maegar Varn, a quien conocemos mientras celebramos nuestra victoria en la mansión de Jamandi Aldori. Él y su gente establecerán su propia nación en las planicies de Dunsward, por lo que tendrán que hacer frente a una buena cantidad de desafíos particulares.
Por otro lado, en Beneath the Stolen Lands conocemos a quien se autoproclamó protector de Golarion y nos adentramos en los territorios subterráneos de las Tierras Robadas, los cuales están repletos de laberintos de locura y oscuros secretos por descubrir. Además, otros contenidos de peso que se añaden en esta edición que nos ocupa son los que llegan con The Wildcards: una nueva raza jugable llamada Tieflings y una nueva clase: Kineticists.
Más allá de todo esto, los DLC “menores” que trae la versión definitiva son el añadir más sangre y gore con Bloody Mess, más opciones de magia y hechizos con Arcane Unleashed y contenidos adicionales como la BSO, el libro de arte digital, retratos online, el módulo del juego de mesa y un mapa en alta definición con Royal Ascension. Como podéis comprobar, merece la pena hacernos con la edición definitiva, ya sea en PS4 como en PC o en Xbox One para poder disfrutar de este gran abanico de contenidos y explotar Pathfinder: Kingmaker hasta el más mínimo exponente.
Gráficamente el título es sencillo pero dispone de su propio estilo particular. Con una vista isométrica ya habitual en el género RPG, podremos disfrutar de unas miniaturas cuidadas de cada uno de los personajes y de una gran cantidad de escenarios variados, coloridos e interesantes para poder explorar. Eso sí, tal y como ya hemos mencionado antes, hubiéramos agradecido que la fuente de la letra presentara un tamaño mayor, ya que tal y como está ahora y sobre todo en las partes de tutoriales y conversaciones en las que hay mucho texto (solo en inglés, recordamos), puede costarnos leer bien en función de la pantalla del televisor en el que juguemos.
En cuanto a su apartado técnico aguanta bien el tipo pero presenta algunos aspectos en los que la versión de PC les hace sombra, como en lo referente a pantallas de carga (bastante largas en la versión de PS4 al menos) y en ciertos bugs menores que no entorpecen nuestro avance en la aventura pero sí pueden enturbiar un tanto la experiencia general. Por supuesto, para disfrutar al máximo de un título RPG de estas características es mejor optar por la versión de PC, pero podemos afirmar que la de consolas no se queda muy atrás, así que finalmente dependerá de nuestras propias preferencias el escoger una u otra plataforma.
Por último, en lo referente a su apartado sonoro, cuenta con una BSO excelente con múltiples pistas que nos recuerdan a un ambiente de taberna y medieval, aderezada con un plantel de voces variado para cada personaje. Eso sí, una vez más, tan solo están disponibles en inglés, por lo que nos quedamos con ganas de escuchar en nuestro idioma a los míticos personajes de la obra.
Pathfinder: Kingmaker Definitive Edition aterriza en consolas PS4 y Xbox One para alcanzar una audiencia más amplia de la legión de fans que ya cosechó con su llegada a PC, en 2018. Con miles de opciones de personalización, una historia y personajes interesantes y un sistema de batallas que nos permite cambiar entre tiempo real o por turnos, nos esperan decenas de horas de juego. Se trata de un buen port que presenta ligeros problemas técnicos pero no empañan la experiencia global en demasía. En general, si nos gusta el rol y todavía no hemos disfrutado de esta obra, ya no tenemos excusa.
Hemos realizado este análisis gracias a una copia de PS4 proporcionada por Koch Media