Ara Malikian no tuvo una infancia fácil, en su ciudad Beirut caían las bombas mientras su padre le enseñaba a tocar al violín, instrumento con el que consiguió el pasaporte para alejarse de la guerra.
Con siete años cambia su vida cuando estalla la guerra civil en el Líbano que iba a durar casi 20 años, él vivía en Beirut con sus padres y sus dos hermanas mayores, sobrevivían como podían intentando llevar una vida normal mientras se escondían en el sótano para protegerse de las bombas que caían a su alrededor.
"Bombardeos donde veías luces que parecen fuegos artificiales, son iguales, por eso los fuegos artificiales me espantan, el ruido y las luces. Me acuerdo que mirábamos los bombardeos, éramos expertos: 'Eso es un bombardeó de tal barrio, así que no te van a bombardear, sabías los que no te iban a caer a ti", así cuenta el horror que vivió y de los que tienen que sufrir una guerra.
Además, el violinista libanés cuenta uno de los recuerdos que más le han marcado de todo esto: "Una bomba cayó sobre nosotros, fue tremendo porque falleció mi prima y yo lo viví, pero no lo vi. Mi primo vio como su hermana había desaparecido, como la bomba caía sobre ella y cómo de un momento a otro solo quedaban trozos de su hermana". Él se encontraba en el mismo edificio, pero "en otra planta".
Como también le marcó por completo el día que las milicias entraron en su casa: "Yo estaba solo con mis padres, le dan una paliza a mi padre, ponen el revolver en su cabeza y eso a mí me ha quedado. Aunque lo olvido es una cosa muy dura".
Pero sacaron fuerzas de dónde no las había, mientras la guerra estaba fuera él y los suyos intentaban disfrutar: "Cuando había bombardeos severos estábamos en el garaje, ahí la vida sigue, intentas fingir que todo va bien. Hacíamos fiestas, comida, oías los bombardeos, pero la vida sigue". Y continuar con su pasión por el violín: "Ahí si practicaba y cuando había tregua mi padre con su obsesión me hacía practicar mucho".