Sandro Rosell, que ha tenido una distendida charla con Risto Mejide sobre lo que ha tenido que pasar durante 21 meses por algo que no había hecho, ya ha podido olvidarse un poco de esos malos años y desde ‘Chester’ ha podido reencontrarse con una de las partes bonitas que se lleva de su estancia en prisión.
El expresidente del FC Barcelona ha podido entrar con Risto a una celda muy parecida a la que estuvo en la cárcel de Soto del Real y ha dado algunos detalles: “Era como esta, la mía era un poquito más larga, estaba la ducha. La taza del wáter estaba en el medio de la habitación. Dormía con Joan, él abajo en la litera y yo arriba”.
Cuenta que pasaban 15 horas al día dentro de la celda, contando las 8 de dormir. Recuerda que un par de días en Soto del Real que del frio que hacía que tuvieron que ponerse un anorak y andar para arriba y abajo para coger calor. Y cuenta cómo era un día a día desde que se levantaba hasta que se acostaba en la cárcel.
Sandro ha señalado entre estas cosas que el domingo tenía la actividad extra de ir a, donde conoció al padre Paulino que le ayudó mucho espiritualmente: “Me animó muchísimo, me dio mucha vidilla, gracias a él esto fue menos duro”.
Risto le ha asegurado que tiene una sorpresa para él, lo que no se esperaba Sandro es que Paulino iba a estar con ellos en Chester, algo que le ha hecho mucha ilusión y con el que se ha fundido en un abrazo: “Si todos fuéramos la mitad que este hombre seriamos un país buenísimo, independientemente que sea sacerdote es muy buen tío, siempre dedicando su vida a los demás a cambio de nada”.