Joan Besolí, empresario andorrano, fue acusado de ser el testaferro de Sandro Rosell, eran socios, pero sobre todo amigos, permanecieron juntos 21 meses en la misma celda y también fue absuelto, pero lo más duro para él fue no estar cerca de su hijo y de su familia cuando más lo necesitaban.
El hijo de Joan hacía quince días había tenido un accidente de tractor que quedó parapléjico: “Se enteró de que su hijo seguiría parapléjico dentro de la cárcel. Cuando tuvo el accidente fue justo antes de que nos detuvieran y tenían la esperanza de que la medula no se hubiera roto del todo. Pero se había roto del todo y se lo dijo su mujer por teléfono y lo pasó muy mal”.
Sandro Rosell habla de esta situación y explica que sus abogados le pidieron a la juez que le dejaran salir a darle un abrazo a su hijo: “No le dejó, la parte humana… Me encantaría tomarme un té con ella y preguntar por qué. Estás cosas no deberían pasar, por eso me he querellado contra ella”.
Rosell ha querido darle las gracias a Joan y es que aguantó pese a la situación que tenían y es que después de que su abogado les dijera que si se declaraban culpable podían salir al año de estar en la cárcel, él pese a la situación que su familia vivía fuera decidió resistir juntos para demostrar su inocencia.
“Gracias a eso yo estoy sentado contigo, sé que tú sabrías que soy, pero no me podrías invitar porque sería un delincuente reconocido habiendo mentido. Cuando entrara a los sitios de Barcelona que me conocen me mirarían así y esto fue gracias a Joan, imagínate que hubiera dicho que si, ahora sería un delincuente de por vida sin serlo, es muy bestia”, dice orgulloso de su amigo y compañero de celda en su larga estancia en la cárcel.