El Ayuntamiento de Ourense, con Gonzalo Pérez Jácome a la cabeza, ha celebrado su cuarto pleno extraordinario del mes de noviembre para aprobar una modificación presupuestaria de 5,5 millones de euros, para pagar deudas con proveedores, en una sesión en la que no han faltado los reproches a los funcionarios. El ejecutivo liderado por Jácome pretende gobernar la ciudad a base de modificaciones de crédito y este lunes propuso otras dos operaciones de este tipo. Las dos fueron bloqueadas por PP y PSOE.
Además, el BNG ni siquiera votó porque sus concejales abandonaron el salón de plenos. Luis Seara, portavoz del BNG, ha estado en 'Todo es mentira' para contar más detalles de lo que sucedió. "Nosotros no podemos dar nuestro avala a la aprobación de unos expedientes sin saber si esos expedientes están ajustados o no al derecho", ha señalado el portavoz del BNG.
"No nos gusta abandonar el pleno, pero hay momentos en los que hay que hacer determinadas cosas aunque no sean del agrado de uno para que no nos tomen el pelo", ha añadido. Además, Gonzalo Pérez Jácome retiró la palabra al portavoz del BNG: "El alcalde no quiere escuchar las verdades del barquero. Él sigue dando la chapa porque habla, corta, insulta, descalifica...".
Y añade lo siguiente: "Es una persona maleducada. No puede denigrar la acción política. Acaba siendo el hazmerreir de todo el mundo". En cuanto a la frase de Jácome de "si les pongo verdes, solo les queda joderse o denunciarme", según Luis Seara "el alcalde encontró en los funcionarios y funcionarias la excusa perfecta para no reconocer su incompetencia".
Así de tajante se mostró Pérez Jácome que a las críticas por no dejar hablar al interventor y al secretario: "Si yo pongo verde al interventor o al secretario, lo que les queda es joderse y denunciarme si consideran que he hecho alguna injuria, pero no pueden replicar, solamente puede hablar en este pleno si quieren advertir alguna legalidad o hacer algún matiz". "No pueden dar su opinión sobre si el alcalde ha metido la pata", ha remarcado.
Además, ha defendido que "es la ley" quien no deja hablar a los funcionarios puesto que "no son cargos electos". También ha recrudecido sus críticas y ha incidido en que hay trabajadores municipales que se comportan "con mala fe", "con malicia" e incluso algunos "no ya con exceso de celos", si no "rayando ciertas patologías".