Los trabajadores de un banco en Río de Janeiro han vivido una insólita situación que jamás habrían pensado presenciar. Todo empezaba cuando una mujer acudía junto a su tío para poder cobrar un crédito de unos 3.000 euros.
“Tío Paulo, ¿estás escuchando? Tienes que firmar”, le decía la mujer al anciano sentado en una silla de ruedas, que no respondía y al que tenía que sujetar la cabeza. Los empleados de la sucursal se dieron cuenta que estaba pasando algo raro y decidieron grabar la situación con un móvil sin que ella se percatara.
Las sospechas aumentaron y, tras comentar varias veces que el hombre parecía sentirse mal, terminaron llamando a la policía y los servicios de emergencia comprobaron que el hombre, de 68 años, estaba muerto.
La mujer fue detenida y en su defensa, su abogada, aseguró que el hombre llegó con vida al banco, pero que falleció allí debido a un colapso, una tesis opuesta a la de los investigadores, que estudian los cargos a los que puede enfrentarse la sospechosa.