La tajante respuesta que acabó con el sueño de una soltera de First Dates: "No repetiría"

Para Marina, buscar el amor es como encontrar una flor encima de un contenedor de basura y “se puede encontrar”. Lleva 7 años en España, ha estado en Zaragoza y no le ha gustado nada por el tiempo tan duro. No le gusta el tipo de amor de su país porque el hombre tiene una mujer oficial y fuera de casa todas las que quiera “por parte de mi padre tengo más de 30 hermanos y yo creo en el amor único”. Su cita en ‘First Dates’ le gustaría que fuera un hombre alto y que le haga reír. Un hombre parecido al que buscaba Maribel.

Edgardo, su cita, ha decidido ser feliz “sí o sí” y para ello quiere ver lo bueno y dejar de lado lo malo. Al verle, Marina ha sentido que físicamente no era su tipo. Le ha contado que llevaba un mes en Barcelona y él, le ha dicho que vivía en Málaga y que le encantaba el sol y la playa. Él sí ha visto en Marina a una chica guapa que le podía gustar.

A Marina le entra la risa con el tópico de la genética africana: “Mi cuerpo me lo he trabajado”

Ya en la mesa, Marina ha querido saber a qué se dedicaba su cita y Edgardo le ha explicado que en su país era abogado, pero que en España era fisioterapeuta y entrenador. Ella ha sentido que la podía ayudar, pero él la ha visto estupenda. Eso sí, no porque corriera para coger el autobús sino por genética. El soltero le ha dicho que en su país había afrodescendientes que ya nacían con los cuadraditos y a Marina le ha entrado la risa.

Marina no cree en que la genética de los negros sea real y le ha dicho que ella tenia un cuerpo bonito porque había hecho mucho deporte. Le ha contado que era de Gabón, pero al soltero no le ha sonado su ciudad. Eso sí, cuando le ha dicho que estaba cerca de El Congo, le ha recordado que cuando era fiscal en Venezuela tuvo a un congolés acusado de tráfico de drogas.

Marina sueña con casarse de blanco: “Un vestido largo, bonito, de princesa”

Edgardo ha querido saber cómo estaba el corazón de Marina y ella le ha dicho que estaba roto y que buscaba un amor que acabara con su hielo porque su sueño es casarse. El soltero le ha contado que él ya estuvo casado, pero que no sabía si quería volver a hacerlo porque no salió bien. Ella le ha explicado que creía en el matrimonio, pero no en el divorcio y eso les ha separado. Marina sueña con una boda con “un vestido blanco, largo, bonito, de princesa”.

Marina ha querido saber si su cita tenía hijos y él, le ha dicho que tenía tres. Ella tiene dos hijos y le gustaría tener otras tres hijas, pero no es un requisito. Edgardo tampoco se ha visto con ganas para tener más hijos y cree que ella tampoco está en la edad “a partir de los 40, complicado”.

En el momento de la decisión final, Marina ha sido la primera en responder y le ha dicho que no repetiría porque él no se quería ni casar ni tener más hijos. Edgardo le ha dado la razón y le ha deseado mucha suerte para cumplir sus dos bonitos sueños. A la hora de la despedida, los solteros han tenido un pequeño cruce de mejillas, que ninguno de los dos esperaba.