Javier Sierra ha visitado de nuevo la nave del misterio para, una vez más, descodificar las Sagradas Escrituras. Con la ayuda del escritor, Iker Jiménez ha descubierto la figura del misterioso Enoch, un profeta anterior a Jesucristo que, según su libro, viajó por el mundo de la mano de Yahveh y que incluso visitó el espacio exterior.
Hijo de Jared y descendiente por lo tanto de Set, hijo de Adán, Enoch fue a su vez padre de Matusalén y abuelo de Lamec además de bisabuelo de Noé. Según los escritos, Enoch vivió hasta los 365 años y es el único patriarca del que se afirma que no falleció, tal y como se puede leer en La Biblia en el único pasaje en el que se habla de él:
“Enoch anduvo con Yahveh y desapareció porque Yahveh se lo llevó (…) Por la fe Enoch fue trasladado para no ver la muerte, y no fue hallado, porque lo trasladó Dios”.
Esta curiosa y enigmática afirmación propició que se crearan con posterioridad leyendas y tradiciones sobre este patriarca bíblico, dándole una grandísima popularidad.
El conocido como ‘Libro de Enoch’ es un libro intertestamentario que no forma parte del canon de la Biblia, pero en el que se habla con todo detalle de las vivencias de este misterioso profeta:
“Él estaba durmiendo cuando dos gigantes aparecieron en su casa y le dijeron que Dios le llamaba y se lo tenían que llevar. Ascendió a los cielos y vio la Tierra desde el exterior, describió los volcanes, el movimiento del planeta y el espacio mucho antes de que los científicos lo descubriesen”.