José entra como un cowboy de los de antaño al restaurante del amor de ‘First Dates’ con el objetivo de encontrar a una persona con la que pasar el resto de sus días en compañía y volver a sentir esas mariposas en el estómago que hace mucho tiempo que están dormidas. Es un funcionario de Barcelona y asegura que es muy romántico y enamoradizo: “Es una sensación extraordinaria. Me gusta”.
Laura Boado, en cuanto ve al soltero y le guía hasta la barra del restaurante, le pregunta al soltero por el look tan impresionante de cowboy con el que ha llegado a ‘First Dates’. José, responde: “Desde pequeño me han gustado los vaqueros y me gusta. Por ejemplo, voy a trabajar así y voy a todos lados así. ¿De qué me tengo que avergonzar? ¿Pasa algo por llevar sombrero?”.
En el amor, José es una persona “bastante entregada”. Por ello, el soltero ha acudido al restaurante de ‘First Dates’ muy entusiasmado y con ganas de conocer a una mujer con la que pueda llevarse bien y tenga mucha “afinidad”.
Laura, en cuanto escucha todo lo que necesita para que el soltero pueda demostrar lo enamoradizo y romántico que es hacia la otra persona, se dirige a las puertas del restaurante para dar la bienvenida a Sandra, quien será la cita de José. Es una limpiadora de Girona a la que el amor no le ha tratado muy bien: “Estuve trece años casada con mi exmarido. Me separé y, desde entonces, no he tenido suerte”.
“Me ha entrado por los ojos. La veo muy bien. Es lo que hay. Está mejor que yo”, cuenta entre risas José en cuanto da su primera valoración de su cita. Además, parece que la soltera también le ha gustado bastante el hombre con el que le han emparejado, puesto que le ha encantado su look de cowboy.
Una vez se encuentran en su mesa, José y Sandra tienen el tiempo perfecto para conocerse más y podrán descubrir si esas primeras impresiones tan buenas que han tenido son ciertas.
“Al mirarle los ojos, ves vibraciones bonitas. En los ojos también lo ves. A veces en la mirada. Se ve un chico legal”, cuenta con mucha ternura a las cámaras del programa. Aunque José se encuentre muy nervioso, los dos están disfrutando de un gran tiempo y están conociéndose aún más.
Conforme avanza la cena, José se da cuenta que su cita tiene un piercing en la lengua. El soltero, que también llevó uno, cuenta una historia que sorprende a Sandra: “Yo llevé uno. El primer día me dijeron que comiera sopa. En cuanto llegué a casa, me tomé un bocata de chorizo y me rajé la lengua. Soy muy burro”.
Tanto José como Sandra se lo han pasado genial en su cita. Ambos han exprimido al máximo los minutos de la cena para conocerse más a fondo. Por desgracia, Sandra no ha encontrado en José esa chispa necesaria para volver a enamorarse. Por lo tanto, los dos solteros tratarán de encontrar el amor por su propia cuenta.