Antes de seguir viajando por la infancia de Irene Villa, la niña que con tan solo 12 años vio cómo su vida se rompía por la mitad y un atentado de la banda terrorista ETA la dejaba sin piernas y parte de una mano, Samanta Villar ha quedado con el fotoperiodista Manuel Montaño.
Aquel 17 de octubre de 1991, Manuel Montaño tenía casi 20 años, llevaba dos meses trabajando como fotoperiodista y la valentía de la juventud y el deseo de hacerse un hueco en la profesión, le sirvieron para atreverse a ponerse la cámara de escudo y fotografiar una escena que nunca olvidará "Esa noche acabé tirado por las esquinas, era mi penitencia".
Manuel Montaño es el fotoperiodista que primero llegó al atentado de Irene Villa y su madre, y ha acompañado a Samanta Villar al archivo fotográfico del diario ABC para enseñarle las siete u ocho fotografías que sacó aquel día que nunca podrá olvidar. A Samanta se le han puesto los pelos de punta al comprobar la dureza de las imágenes y comprobar que a Manuel todavía se le quebraba la voz al hablar del tema.
Horas más tarde, Manuel ha acudido al lugar dónde tomó las instantáneas y se ha encontrado con Irene Villa veintisiete años después. Ambos han reconstruido la dramática escena junto a la periodista.