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El empresario tudelano que sobrevivió a la asesina de 'Badoo': "La víctima estaba jugando, sin saberlo, a una ruleta rusa"

En el verano de 2019, tres hombres quedaron en varios municipios de la Ribera Alta del Ebro (Zaragoza) con una mujer que habían conocido en la aplicación de Badoo. Dos de ellos lograron salir con vida, pero el último fue enterrado con vida en un terreno de la comarca. Pues bien, uno de los que salió con vida fue Julián, la 'segunda víctima' del crimen de Badoo, al que asaltaron dos días antes de a Josetxu (última víctima).

El día 3 de septiembre, Julián comenzó a hablar con una chica a través de Badoo. Esta le propuso quedar en un pueblo de Zaragoza llamado Claustro, pero Julián le confesó que no podía ser puesto que "no tenía coche". Pero no era problema para dicha chica, puesto que le ofreció quedar en Luceni (Zaragoza): "Le dijo que podían quedar por allí a cenar y posteriormente dormir en un hotel".

Julián se bajó del tren y la chica le estaba esperando en las vías. Lo que jamás se imaginó es lo que ocurriría después. El hombre recibió un golpe en la cabeza con una llave inglesa mientras se acercaba a la chica, según declaró a la Guardia Civil. Aturdido, intentó huir, pero era alanzado: en ese momento escuchó a la mujer gritar “mata a ese hijo de puta que se escapa”. La mujer le apuntó con una pistola a la cabeza, al grito de: "Estate quieto o te mato".

Posteriormente, le ataron con bridas, le taparon la boca con cinta y le pusieron una bolsa en la cabeza, para proceder a meterle en el maletero del coche. Además, al no entrar bien en el maletero, hicieron mucha presión con el capó y le partieron nada más y nada menos que el fémur.

"A mi familia no la tocáis"

Según el relato del empresario navarro, tras intentar sacar dinero de un cajero, le amenazaron con cortarle un dedo si no se ponía en contacto con su familia para pedirles que les entregaran más dinero. Según José Luis Cabrejas, abogado del caso, Julián se mostró "contundente y dijo: 'Hasta aquí hemos llegado, haced lo que queráis conmigo, pero a mi familia no la tocáis'. Las víctimas estaban jugando, sin saberlo, a la ruleta rusa".

La mujer volvió a atarlo con un cinturón y lo dejaron abandonado en un descampado. Julián se acercó como pudo hasta la carretera hasta que dos agricultores se lo encontraron con muchísimo miedo y fue entonces cuando se dio el aviso a la Guardia Civil. Julián fue una pieza clave en la investigación, actuando de manera muy colaborativa y dando todo tipo de información a la Guardia civil.