Alberto, como se hace llamar el hombre que fue infiltrado en ETA y que ha sido entrevistado por Nacho Abad para 'Código 10', ha contado cómo fue su duro día a día dentro de la célula terrorista. Relata que su intención por ayudar a las familias que perdían a sus seres queridos en los años más duros de terrorismo vasco fue lo que le impulsó para vivir con el enemigo.
"Tienes que hacer de tripas corazón", asegura. Alberto dejó toda su vida cuando era joven para evitar que se produjeran más asesinatos, algo que reconoce que consiguió en más de una ocasión -dice por ejemplo que llegó a desarticular el comando Álava-. Pero reconoce lo duro que fue ocultarle a su familia y a su novia de aquél entonces que cooperaba con las fuerzas y cuerpos de seguridad para desarticular la banda terrorista.
"Era muy complicado todo porque me tenía que hacer pasar por uno de ellos", cuenta al periodista. Además, recuerda cómo eran los terroristas a los que veía actuar. "Son gente con ideas tan macabras que lo único que querían era matar y matar, gente joven que dices '¿cómo pueden pensar de esa manera?'", asegura. "Lo que tienen es odio", puntualiza.
Alberto cuenta también cómo le implica a su familia el haber sido uno de los infiltrados de ETA. "No quiero que esté nadie a mi lado por si algo pasa", señala. El hombre fue a la cárcel para "proteger" a sus seres queridos, pero reconoce que su vida en prisión fue un calvario. "No es grato pasar tiempo en la cárcel y más sabiendo que eres inocente", lamenta.
Además, el 'Infiltrado' tuvo que sufrir más aún cuando se enteraba de que familiares suyos habían fallecido o que alguno de sus amigos era padre o madre. Alberto ha relatado cómo le demostró a su madre que no era etarra poco antes de morir. "Solamente le dije a mi madre que su hijo no era un terrorista en su lecho de muerte", cuenta en 'Código 10'. "Estaba sedada cuando me despido de ella. Yo creo que me oyó, quiero pensar que lo oyó", añade.
Alberto tiene claro que las personas que lo conocen bien tienen constancia de su buen hacer y de su implicación con las causas sociales. "En el fondo sabían que yo no era malo porque la gente que me conoce de verdad sabe que intento ayudar", concluye.
Alberto desvela cómo fueron sus primeros contactos con la banda terrorista para "salvar vidas". "Me mentalicé de que pensaba que podía conseguir algo ayudando", ha compartido. El 'Infiltrado' esperó a que ETA "llamara" a su puerta tras "hacerse notar" y seguir los pasos de algunos conocidos suyos que pertenecían a la banda.