Las infracciones al volante se pagan caro en nuestro país. En 2024, los conductores españoles perdieron cerca de 4’5 millones de puntos de su carné y más de 20.000 lo perdieron al completo. La recuperación de puntos y del permiso es posible, pero antes hay que pasar por los cursos de la DGT, una formación que permite a los conductores volver levantar el pie del freno y tomar conciencia acerca de la amenaza que suponen las irresponsabilidades en la carretera.
Los que cometan infracciones al volante deberán preparar papel y boli si quieren volver a conducir. Tras cometer numerosas irregularidades, muchos conductores se topan con la retirada de su licencia de conducción, una licencia que pueden recuperar a través de un curso instaurado por la DGT.
Este tiene 20 horas de duración concentradas en tres días y dividida en una parte específica y otra común. La específica es individual y está orientada a las necesidades del conductor, mientras que en la común se abordan materias relacionadas con la seguridad vial y se ponen en práctica a través de actividades de grupo.
En el curso, los alumnos cuentan con una psicóloga que se encarga de sensibilizar sobre las conductas de riesgo: “Muchas personas piensan que saltarse un semáforo en rojo no es una conducta de riesgo”, comenta María Jesús García, una de las psicólogas.
En la parte específica se ha incluido una actividad obligatoria: escuchar el testimonio de una víctima de siniestro de tráfico. Juan Antonio Martín es una de las víctimas de tráfico que se acerca a las academias a contar su experiencia: "Perdí la pierna in situ, en el mismo sitio. Cambió mi vida totalmente, es bastante duro, piensas que te vas a morir”.
La actividad sensibiliza a los conductores y conciencia acerca de las consecuencias de sus actos: “Cuando los alumnos nos ven, ven de primera mano cuáles pueden ser esas consecuencias”. Este tipo de conferencias ha hecho que muchos conductores como Alejandro cambien sus conductas: “Se te quitan las ganas, da escalofríos saber que has podido matar a alguien que iba tranquilamente a su casa o con sus hijos”.
Alejandro superó la tasa de alcohol, una infracción tipificada como muy grave: “Estuvimos tomando algo con mis amigos como habitualmente. El coche lo metí en el quitamiedos por mirar el teléfono y atravesé la autovía, me choqué con la mediana”. Gracias a las clases, desde el accidente no consume alcohol.
El caso de Alejandro no es aislado. A Álvaro le llegaron tres cartas seguidas con la pérdida de cuatro puntos en cada una: “Me salté un semáforo, tuve exceso de velocidad en un radar de entrada a Madrid y me vieron con el teléfono móvil”. Con los cursos de la DGT, es uno más que ha aprendido la lección: “Mi meta es recuperar el carné y no volver a cometer las mismas infracciones”.
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