El glaucoma se ha posicionado como una de las enfermedades de la vista más silenciosas, pero que más ceguera causan. El 3% de la población española sufre de glaucoma, una tendencia al alza que afecta también a los más pequeños. Según informan Patricia Pereda y Sara García en el video, las revisiones oftalmológicas y detectar las señales de alarma de manera precoz son clave para evitar que la enfermedad termine en ceguera.
En pleno Día del Glaucoma, la Sociedad Española de Oftalmología pone sobre la mesa unos datos alarmantes acerca de la enfermedad. En la actualidad, un total de un millón de ciudadanos en nuestro país sufren de glaucoma. Esto es un 3% de la población total, pero lo más preocupante es que se espera que de aquí a cinco años supere el millón y medio de pacientes.
La afección daña el nervio óptico del ojo y se puede nacer directamente con ella, como le ocurrió a Paula Valera. La paciente tiene 46 años, pero a los cuatro meses tuvo que ser operada por glaucoma congénito. Su visión siempre ha sido reducida, azotando de lleno su formación en la infancia: “De las matemáticas que se enseñan de forma muy visual, prácticamente no me enteraba”.
Su pérdida de visión fue progresiva: “Cada año iba a peor. Al conducir, notaba que me despistaba demasiado”. A los 35 años, la situación se truncó y dejó de ver prácticamente por completo. En la actualidad, es capaz de ver únicamente "bultos en movimiento".
El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo justo detrás de la diabetes. Lo que más complica el diagnóstico es que se trata de una enfermedad muy silenciosa. Incluso "se le conoce como el ladrón de la visión”, tal y como apunta José Antonio Saavedra, oftalmólogo de Centro de Ojos. Los pacientes como Paula no se dan cuenta de que padecen la enfermedad hasta que el daño es irreversible: “Cuando me sobrevinieron los problemas de visión yo pensaba que era estrés laboral”.
La mitad de las personas que tendrán glaucoma en 2030 la sufren ahora, pero no lo saben: “Tenemos a muchos glaucomatosos sin diagnosticar aún porque no han acudido a hacer visitas oftalmológicas”. La detección precoz es imprescindible para impedir que la enfermedad avance, y “aunque no notes nada, ni tengas antecedentes familiares, por encima de los 45 años es muy buen momento para descartar que no tengas la tensión ocular alta”.
Por el momento, no se ha dado con una cura para el glaucoma, pero si se diagnostica con antelación, existen tratamientos que frenan su avance. Los tratamientos van "desde las gotas al láser, o incluso la cirugía", un procedimiento capaz de reducir el riesgo de ceguera total en un porcentaje muy alto.
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