Covid persistente, la gran olvidada cinco años después: "Cada vez estás peor en vez de mejorar”

Hace justo cinco años que el mundo se paralizó. La OMS decretaba en estas fechas la pandemia por covid-19, un virus desconocido que truncó la vida tal y como la conocíamos durante años y nos obligó a confinarnos en casa. Según informan P. Pereda, N. Fresneda, S. García y R. Martín en el video, aunque el virus se haya quedado conviviendo entre nosotros como uno más, para muchos persiste en su organismo. La covid persistente también ha llegado para quedarse y su invisibilización está siendo la pesadilla de gran parte de la población. 

Las consecuencias de la pandemia del coronavirus fueron demoledoras a todos los niveles. La covid arrasó con la población dejando 777 millones de contagiados y siete millones de fallecidos en todo el mundo, una cifra que ha quedado para la historia de este siglo XXI. En España no nos libramos tampoco. Además del contagio de 14 millones de ciudadanos y 122.000 defunciones, 305 millones de trabajadores se quedaron en ERTE y nuestro PIB cayó un 17’8%. Cinco años después, los datos no se olvidan, pero los enfermos de covid persistente han quedado en un segundo plano. 

Aunque el virus siga presente en nuestra sociedad, para unos lo está más que para otros. Según informa la OMS, la mayoría de pacientes se recuperan por completo tras sufrir la enfermedad, pero entre el 10% y el 20% de los contagiados experimentan covid persistente. Pacientes como Cristina Raso lleva cinco años luchando contra los síntomas de la enfermedad, una lucha que la tiene desesperada: “Es como si el cuerpo se hubiera vuelto loco y van cambiando los síntomas. Cada vez estás peor en vez de mejorar”. 

Los síntomas de la covid persistente llegan a invalidad a los pacientes

Los síntomas que experimentan de forma general los enfermos de covid persistente son astenia, episodios de fiebre, malestar, pinchazos en el pecho, fatiga, niebla mental, falta de fuerza, anginas de pecho, y un largo etcétera que llega a anular a los pacientes: “Lo que son es muy invalidantes porque por ejemplo yo tengo mucha hipersensibilidad acústica, y para mi ir en metro es recaer”. 

Cristina no ha vuelto a trabajar y se siente totalmente incapaz, pero no es un caso aislado. Desde que se contagió del virus, Ana Álvarez tampoco ha vuelto a ser la misma. La paciente era enfermera en un centro de salud, pero la covid persistente le ha obligado a quedarse en casa como si de otro confinamiento se tratase. Ana sufre problemas de movilidad, dolores musculares y no es capaz ni de leer: “Aquí visitamos una cueva que subimos más de 800 escalones y hoy no puedo subir ni las escaleras del portal”. 

Los pacientes de covid persistente denuncian abandono institucional

Su vida se ha visto truncada. La covid persistente le ha echado años encima y su arsenal de medicamentos la acompaña en su día a día. Aunque esta sea la situación de cerca de dos millones de personas en nuestro país, el abandono institucional está más que latente: “Hay una negación por parte de la sociedad, hay una estigmatización porque todo el mundo quiere olvidar la covid”. 

Los expertos coinciden en la pésima actuación de parte de las instituciones: “La administración no ha tomado en cuenta esta patología para poder afrontarla de una forma directa”, comenta Lorenzo Armenteros, portavoz del SEMG. Lo que más pesa sobre los pacientes es que “la esperanza se va difuminando porque no hay nada que les pueda ayudar”, una pesadilla que empezó hace cinco años y parece no tener fin. 

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