Entrar a un quirófano es abrumador para la mayoría de los pacientes. Y más si es un niño. Por eso, una madre ha puesto en marcha una campaña en change.org para pedir que, por el bienestar del menor, se permita el acompañamiento de alguno de los padres en las operaciones infantiles.
La hija de Carla López, Emma, iba a someterse a una operación rutinaria y su madre quería estar con ella hasta el momento de la sedación, pero se encontró con un no. “La respuesta siempre era que por el protocolo del hospital no se podía acompañar a los menores. Nos decían que no había espacios habilitados”, explica Carla.
Carla luchó mucho por estar presente junto a su hija antes de la operación. Al final, consiguió empatizar con uno de ellos y lograron estar hasta que Emma se durmió. “La peque estuvo super tranquila y cuando acabó el procedimiento me dijeron que había estado muy tranquila y que se notó que estaba ella ahí”, recuerda.
Pero este acompañamiento no se hace en todos los hospitales y Carla decidió hacer una campaña para conseguir un protocolo único. De momento, ya tiene 50.000 firmas. “Muchas familias no tienen la suerte de acompañarlos”, resalta. El Hospital Gregorio Marañón lo hace desde hace más de un año. “Un niño, si está con su padre, piensa que nada malo le va a ocurrir”, señala Lucía Álvarez, anestesista del centro hospitalario.
El momento en el que ven cómo la camilla se aleja de sus padres es desgarrador. “Todo con personas desconocidas, vestidos de forma extraña para el niño, con la nariz y la boca tapados con una mascarilla y hace frío”, añade Álvarez. Si los menores entran acompañados, tan solo se obtienen beneficios.
“El poder estar juntos reduce la ansiedad por separación. El beneficio supera el riesgo claramente”, apunta. Ahora, Carla lucha para que, antes de la operación, ningún niño se duerma o se despierte sin su padre al lado.
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