En Año Nuevo no solo trabajan las autoridades, la hostelería o los servicios de limpieza, sino que también lo hacen los enfermeros de prisiones. Eusebio Espuela, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería de Instituciones Penitenciarias, asegura que lo hacen en unas condiciones bastantes precarias.
“En muchas ocasiones estamos solos dentro de las guardias. Hay una modalidad de telemedicina donde hay un médico que atiende por videoconferencia. Yo nunca lo he visto viable porque el examen físico del paciente es fundamental para hacer un diagnóstico”, explica Espuela, uno de los 10 enfermeros que trabajan en el centro penitenciario de Valdemoro.
Eusebio Espuela es uno de los enfermeros que trabaja en la cárcel de Valdemoro. Su labor es fundamental con pacientes particulares. “Esto es como un pueblo de 800 habitantes. Lo que hacemos es que ellos mantengan un estado de salud aceptable y, si vienen en condiciones complicadas, intentar que mejoren y prevenir enfermedades”, subraya. En esta prisión, hay cuatro médicos con turnos de 24 horas.
Eusebio ha visto cómo la plantilla del personal sanitario ha disminuido drásticamente, ya que muchas veces “están solos dentro de las guardias”. Esto obliga a los enfermeros a desempeñar funciones que no están recogidas en el reglamento que ya ha quedado obsoleto.
“Uno de los grandes problemas es que estamos trabajando con funciones del año 81. La mayoría depende de lo que el médico decida y en muchos sitios no hay ninguno”, destaca. Desde hace años, este sector pide que les paguen un complemento de peligrosidad y las horas de guardia.
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