Esto es lo que ocurriría si la Tierra se quedara 5 segundos sin oxígeno

El oxígeno, ese elemento esencial para la vida en la Tierra, constituye el 21% de nuestra atmósfera y desempeña un papel crucial en la mayoría de procesos biológicos, químicos y estructurales. Imaginar un escenario en el que este gas desaparezca, aunque sea por solo cinco segundos, puede parecer descabellado. Sin embargo, solo al explorar esta posibilidad hipotética podemos entender en toda su magnitud lo importante que es y lo mucho que dependemos de su presencia para nuestra supervivencia y la estabilidad de nuestro entorno.

Impacto en la atmósfera y en la percepción del cielo

La atmósfera de la Tierra contiene partículas de oxígeno que dispersan la luz solar mediante un proceso conocido como dispersión de Rayleigh. Este fenómeno es responsable del característico color azul del cielo. Si el oxígeno desapareciera, el cielo, incluso a plena luz del día, se tornaría negro, similar a la vista desde el espacio. Sin las moléculas de oxígeno, la luz no tendría los mismos elementos para refractarse, dejando un panorama oscuro e inquietante. 

Efectos en el cuerpo humano

Aunque cinco segundos no son suficientes para provocar asfixia, la desaparición repentina del oxígeno causaría consecuencias graves para la totalidad de seres humanos en el planeta debido a la pérdida del 21% de la presión atmosférica. Esto podría hacer que los tímpanos estallen, generando con ello dolor agudo y una desorientación instantánea. Además, los líquidos en la superficie de los ojos y los pulmones podrían comenzar a evaporarse debido a esta drástica caída de la presión. Aunque estos 5 segundos no sean casi ni un parpadeo, sus efectos tendrían un impacto brutal en la homeostasis corporal. 

Desintegración y colapso de infraestructuras

El oxígeno no solo es vital para los organismos vivos, sino también para los materiales que utilizamos a diario. En particular, el hormigón, un material omnipresente en nuestras construcciones, depende del oxígeno como agente aglutinante. Sin él, las estructuras hechas de hormigón, como edificios, puentes y carreteras, comenzarían a desintegrarse casi instantáneamente. Este colapso generalizado sería catastrófico para las infraestructuras urbanas y rurales.

Fusión espontánea de materiales metálicos

En un entorno sin oxígeno, los metales perderían sus capas protectoras de óxido. Esto provocaría que las superficies metálicas desnudas se soldaran entre sí de manera espontánea. Este fenómeno, conocido como "soldadura fría", sería devastador para todo tipo de sistemas mecánicos y tecnológicos que dependen de partes móviles, como en el caso de nuestros vehículos, todo tipo de maquinaria industrial o incluso para nuestros dispositivos electrónicos.

Interrupción de la combustión y colapso energético

La combustión, un proceso químico que requiere oxígeno, se detendría instantáneamente. Esto significaría que todos los motores de combustión interna dejarían de funcionar al mismo tiempo. Aviones en pleno vuelo se precipitarían hacia el suelo, los vehículos en tierra se detendrían y los generadores eléctricos que utilizan combustibles fósiles colapsarían, causando un apagón global. La paralización de estos sistemas no solo afectaría a la movilidad, sino también a la generación de energía, dejando a ciudades enteras en la oscuridad.

Desaparición de la capa de ozono

La capa de ozono, que protege la Tierra de la radiación ultravioleta del sol, está compuesta por moléculas de oxígeno. Su desaparición expondría la superficie terrestre a niveles letales de radiación UV en cuestión de segundos. Esto podría causar quemaduras graves tanto a los seres humanos, como a los animales de todo el planeta, además de un daño irreparable a los ecosistemas terrestres y marinos. La vida, tal como la conocemos, se enfrentaría a un riesgo inmediato y devastador. 

El impacto a nivel molecular y químico

En un nivel más fundamental, la ausencia de oxígeno alteraría procesos químicos esenciales. El agua (H₂O), al estar compuesta en un 33% por oxígeno, perdería su estructura molecular. Esto significaría que los océanos, ríos y lagos comenzarían a evaporarse y descomponerse en hidrógeno y otros compuestos más simples. La biosfera, que depende en gran medida del agua líquida, experimentaría un cambio irreversible.

Los divulgadores científicos y expertos en física han utilizado esta hipótesis para subrayar la importancia del oxígeno en nuestra vida diaria. Por ejemplo, el físico Paul Doherty, coautor de "The Exploratorium Science Snackbook", ha destacado cómo este ejercicio mental ayuda a apreciar las complejas interacciones entre los elementos químicos que hacen posible la vida en la Tierra. Además, estudios como los publicados por Scientific American han explorado este tipo de escenarios para educar sobre la fragilidad de los sistemas naturales