Estábamos completamente equivocados sobre lo que pasará el día que un meteorito alcance la Tierra. Lo terrible no se producirá con el golpe sino con la onda de choque que tendrá lugar cuando cruce la atmósfera.
Un reciente estudio publicado en la revista 'Meteoritics and Planetary Science' ha concluido que la mayor parte de las muertes que se producirían si un gran asteroide llega a la Tierra estarían producidas, no por el impacto, sino por la explosión de aire generada tras su entrada en la atmósfera.
La parte positiva de la noticia es que la onda tendría que producirse cerca de un área urbana para tener dicho efecto. Además, el impacto de grandes meteoritos es un hecho muy raro, que casi nunca se produce.
Clemens Rumpf, autor principal del estudio de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, informa que el choque generaría ráfagas de aire similares a las de los tornados y además, un rastro de escombros ardientes.
En alguno de los casos el meteorito se desintegraría por completo pero, en caso contrario, produciría un cráter que expandiría miles de escombros y provocaría grandes terremotos.
Para evaluar el riesgo de mortalidad, Rumpf planteó tres posibles escenarios: los efectos del asteroide si se desintegrase antes de alcanzar el suelo; lo mismo si chocara contra la Tierra y, por último, los efectos si cayera en el mar.
Por ejemplo, en caso de que el meteorito golpeara el océano Atlántico a unos 130 kilómetros de la costa de Río de Janeiro provocaría un tsunami que dejaría 50.000 muertes. El 75 por ciento de ellas se producirían por el tsunami y el 25 por la onda expansiva.
A pesar de lo alarmante del estudio, hay que tener en cuenta que el impacto de un meteorito de gran tamaño se produce una vez cada 400.000 años. Además, la superficie de la Tierra que está despoblada es mayor que la poblada, por lo que es complicado que explote cerca de un núcleo urbano.