El modelo familiar de acogida está cada vez más normalizado en España. El acogimiento representa una oportunidad para los menores de crecer en un entorno familiar seguro y adecuado. En España, más de 17.000 menores crecen en residencias o casas de acogida por su situación familiar, como es el caso de María. Como informan Gema García y Nuria Fresneda en el video, la pequeña de cinco años lleva tres conviviendo con Emma y su madre Carmen, su familia de acogida.
Desde los dos años, María tiene una nueva familia compuesta por su hermana Emma y su madre Carmen. Hace tres años, tomaron la decisión de acogerla en su núcleo familiar para darle una infancia segura y llena de amor: “Que crezca feliz y darle herramientas que le va a servir para la vida”, nos comenta la madre de acogida.
María fue acogida mediante el programa de acogimiento familiar de la Cruz Roja, que a día de hoy da hogar a 300 menores en Galicia. La incertidumbre sobre su futuro es algo que suele preocupar a Emma. La acogida no es lo mismo que la adopción, sino que es un proceso temporal mientras su familia biológica no sea “un entorno seguro”, como explica Laura Cerviño, directora de Infancia de la Cruz Roja. Aun así, María es consciente de su familia biológica y de la situación en la que se encuentra: “Nos quiere, pregunta por ellos, de vez en cuando los ve”, declara Carmen.
María pertenece a los 17.000 menores en España que son acogidos. Con motivo del Día Mundial de la Infancia y del Día del Pijama, 48.000 colegios han convocado a sus alumnos para reivindicar el derecho de todo niño a vivir en familia y normalizar el modelo familiar de acogida: “Venimos a protestar para que todos los niños tengan cama y familia", expresa una niña. Miles de niños de infantil y primaria se han vestido con el pijama para acudir a clase el día de hoy.
Según la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF), el pijama representa “ese momento tan familiar, al final del día: después del baño y la cena, la lectura de un cuento antes de dormir y el beso de buenas noches”. Los niños han sido los primeros en empatizar con la causa y llevar sus pijamas a los centros escolares: “Mi deseo es que todos los niños tengan casa y estén calentitos”.
Gracias a este tipo de reivindicaciones, niños como María tienen con quien compartir su infancia y vivir la experiencia de tener una familia y un entorno sano.
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