Juan Ramón Amores es un senador albaceteño al que le diagnosticaron ELA hace nueve años. Tras la entrada en vigor de la ley sobre esta enfermedad, ha realizado un emotivo y reivindicativo discurso en el Senado. “Si no fuera por ellos, yo no estaría aquí”, ha dicho en referencia a La Roda, su pueblo. La Cámara Alta ha dado el ‘sí’ unánime a la Ley ELA, un recorrido que no ha sido nada fácil, según informa Lorelei Esteban.
El Pleno del Senado ha aprobado por unanimidad la Ley ELA. Con esta aprobación, se han terminado los trámites parlamentarios necesarios para su entrada en vigor. “Hoy me siento tremendamente afortunado de poner voz a quien ya no puede hablar. La ley llega tarde, pero me gusta quedarme con lo positivo”, confiesa Amores con la voz cansada y metálica.
Juan Ramón Amores se ha dirigido al atril del Senado en su silla de ruedas. De fondo, han arrancado los aplausos de todo el pleno. Los grupos parlamentarios se han puesto en pie para ovacionar al senador albaceteño antes de su intervención. Después de disculparse por una voz cansada y metálica, a consecuencia de la enfermedad, se ha sincerado con todos.
“Yo no miro el futuro, para mí, mi futuro es hoy”, explica Amores, quien se ha dirigido a sus señorías para invitarles a ir a la cama diciendo ‘he sido feliz’. El senador les ha invitado a descansar porque mañana, asegura, les va a necesitar al 100% para aplicar la norma. Y es que hoy ha sido el altavoz de todos los enfermos de ELA. Su hijo de 10 años ha estado presente en la Cámara Alta. Amores pensaba que no lo iba a ver crecer cuando le dieron el diagnóstico.
A pesar de que creía que no vería a su hijo hacerse mayor, hoy ha podido verlo junto a su otra hija: “Ahí está acompañado de su hermana Jimena con siete años”. Amores se ha mostrado orgulloso de que puedan ver este momento. Hace nueve años, su médico le dijo: “Tienes ELA”.
“Tenía 38 años, me creía invencible”, confiesa. Como él, miles de personas desde entonces han escuchado las mismas palabras, ese mismo diagnóstico. El senador ha celebrado esta ley por ellas y por los que se han quedado atrás: “Hoy hemos pasado a ser más visibles que nunca. Las estrellas tienen un brillo distinto", ha destacado”. Y ha terminado su discurso celebrando lo más bonito que tenemos: “¡Viva la vida! Gracias por escucharme”.
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