¿Es posible desencantarse del mundo del toreo después de llegar a lo más alto? La realidad es que sí. Como informa Gonzalo Aguirregomezcorta en el video, uno de los mejores ejemplos es el extorero Mariano Villaescusa. Desde Australia, emprende proyectos junto a su hijo para preservar la cultura indígena sin dejar atrás las raíces españolas.
Mariano Villaescusa vivió del mundo taurino durante una gran parte de su vida: "Toreé por todos los pueblos de España de maletilla, y luego de novillero hasta matador de toros". Hace unos años, el extorero se desencantó con la realidad de la tauromaquia y comenzó a defender las corridas incruentas donde no se mate al toro: "Se puede torear sin sangre", nos comenta Villaescusa.
El alicantino decidió dar un giro radical a su vida mudándose a Australia por su mujer: "Estoy en Australia porque conocí a mi mujer en mi pueblo, que tenia una casa, pero ella se crió en Australia", explica. Cuando llegó al país, empatizó con los aborígenes del territorio y las poblaciones indígenas. El extorero considera que "lo que pasó en Australia con los aborígenes es muy triste". Su hijo, también llamado Mariano Villaescusa, simpatizó de la misma manera con las poblaciones: "Estando en un país como Australia pues al final he conectado con la cultura indígena".
Ambos han iniciado un proyecto para unir la cultura del toreo y la indígena. Este se basa en pintar capotes taurinos con arte de los aborígenes mediante artistas locales. Sin embargo, a los autóctonos les chocó la idea de la tauromaquia de primeras, tal y como expone Mariano Villaescusa junior: "Les impresiona mucho, es una forma de cazar pero con ritual". El proyecto de la familia Villaescusa representa una de las iniciativas más originales para preservar culturas tan distintas entre sí.
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