La precariedad laboral y la falta de estabilidad es una realidad incuestionable que se vive en España. La escasez de oportunidades y becarios que sueñan con ser contratados inundan el sistema laboral español. Uno de los colectivos que están sufriendo esto es el de los investigadores que volvieron a España -amparados por las becas María Zambrano- buscando una oportunidad. Tal y como informa Laura Quijeiro, sus contratos expiran en dos meses y no se prevé su renovación.
Además de encontrarse de nuevo sin trabajo, muchos no se van a poder quedar en España, como es el caso de Viviana Buitrón: "Es un regreso obligado porque mi permiso de residencia tiene una conexión con el contrato". Pero lo peor es que estos proyectos que estaban en marcha se van a tener que quedar a medias. Este conjunto de circunstancias hace que muchos de ellos se planteen dejar sus carreras como investigadores, tal y como manifiesta Rodés en el video: "Te hacer replantearte tu carrera investigadora".
Hace tres años, justo después de la pandemia, el Ministerio de Universidades encabezado por Manuel Castells en ese momento, lanzó una serie de becas con el objetivo de fomentar el talento en territorio nacional. Las más significativas fueron las Ayudas Margarita Salas, Ayudas para la Recualificación del Personal Docente e Investigador y las Ayudas María Zambrano. Estas últimas eran en concreto para atraer el talento investigador a las universidades españolas.
Esta beca suponía una luz de esperanza para muchos investigadores, pero la realidad es que sus contratos finalizan en dos meses y estos no tienen posibilidad de renovación. Esto ha supuesto una gran indignación entre los profesionales, que exigen a las instituciones que luchen por retener su talento en España. Muchos de estos profesionales son trabajadores con un currículum extremadamente extenso que volvieron de sus puestos de trabajo en el extranjero con la esperanza de empezar sus proyectos en España: "Llevaba 11 años trabajando en un servicio nacional de natación en Reino Unido y mi intención personal era volver a España", declara Ángel Rodés, uno de los afectados de la Universidad de Santiago de Compostela.
Estas becas estaban dirigidas a aquellos profesionales, tanto españoles como extranjeros, con una trayectoria posdoctoral mayor a dos años en centros distintos al de la defensa de la tesis. Los contratos de estas ayudas iban de los 12 meses a los tres años, con un salario bruto de 4.000 euros, el cual, en muchas ocasiones, este ha sido muy inferior, tal y como han denunciado varios becarios en numerosos medios de comunicación.
Todos estos problemas provocan que personas como Brais Estévez, otro afectado, no se planteen un futuro como investigadores. "Más allá de atraer talento, es fundamental sostener ese talento, consolidar ese talento", indica. Cada vez se le ponen más obstáculos a personas que velan por el futuro de la investigación y muchos de ellos se ven obligados de nuevo a emigrar en busca de oportunidades que España es incapaz de darles.
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