La inmigración no era el principal problema para la población española desde hace 17 años. Hasta ahora. Según el barómetro del CIS, crece la preocupación de los españoles nueve meses después de llegar a las cifras récord de llegada de migrantes. Antes del verano, era la novena preocupación, en julio escaló al cuarto lugar y en septiembre subió de golpe a la primera posición. Tan solo unos días después del intento masivo de entrada por la frontera de Ceuta, donde piden ayuda para gestionar las llegadas de migrantes. Una situación que también se repite en Canarias, donde ya no dan abasto y solicitan un reparto entre comunidades, según informa Luz Martín.
En el CIS, aparecen más personas preocupadas por esto que por el paro, que ocupa el tercer lugar. Lo que más llama la atención es la respuesta que dan cuando les preguntan por el problema que les afecta personalmente. En este caso, la inmigración ya no es la primera sino la quinta preocupación. Antes está la economía, la sanidad, la educación y la vivienda.
En solo tres meses, la inmigración ha pasado de ser la novena preocupación para los españoles a la primera. Las personas que las señalan como primer, segundo o tercer problema ha pasado de un 11,2% en junio a un 30,4% en septiembre. El 96,6 % de los españoles cree que existen “muchas desigualdades entre los países pobres y ricos”. El 87,3 % opina que éstas son una de las causas del aumento de la inmigración y el 72,2 % cree que España debería hacer mayores esfuerzos para ayudar a desarrollarse a estas regiones.
El podio de los principales problemas existentes para los españoles lo completan los problemas políticos en general (20,6 %) y el paro (20,1 %). En cuanto a los conflictos internacionales, el 25 % de los encuestados se muestra “muy preocupado” por la invasión de Rusia a Ucrania, mientras que el 43,2 % lo está “bastante” y el 16,1 % “algo preocupado”. Por el contrario, el 13,7 % asegura estarlo poco o nada. Si nos centramos en la guerra en Oriente Próximo, el 29,6 % está muy preocupado, frente al 38,2 % y el 16 % que se encuentran bastante o algo preocupados.
El tono con la inmigración empieza a escalar en mayo, con las elecciones catalanas. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, vincula la inmigración con la delincuencia y lo hace Cataluña, donde preocupa y triunfan los discursos duros como el del alcalde de Badalona o el de Alianza Catalana, partido ultra que entró en el Parlament. En junio, con las elecciones europeas, la inmigración acapara el debate político en muchos países vecinos. Y nuestro país no se queda al margen: se convierte en arma arrojadiza en política. El partido nuevo 'Se acabó la fiesta' consigue 800.00 votos prometiendo una deportación masiva de inmigrantes.
Al llegar julio y agosto, la llegada récord de cayucos a las Islas Canarias y la saturación en la acogida arrinconan otros temas y colocan a la inmigración como el tema político central. En esas pateras llegan menores no acompañados, los políticos no consiguen pactar su reparto y eso genera más ruido mediático. Con la colaboración de la extrema derecha y de los bulos, la inmigración se ha convertido en un grave problema para los ciudadanos.
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