Cargar con tu hijo a cuestas por las escaleras, la rutina de María Jesús con la vuelta al cole en Alicante

María Jesús es ingeniera de Telecomunicaciones, pero tuvo que pedirse una excedencia en su trabajo para atender a su familia. Con la vuelta al cole, ella tiene que subir a cuestas a Arturo, su hijo de 11 años con movilidad reducida. El ascensor del centro, ubicado en Alicante, lleva averiado un año y la autonomía de este pequeño depende de que funcione.

A María Jesús no le preocupa su espalda sino el impacto psicológico que esto puede tener para su hijo. Arturo necesita el ascensor para ir a clase e integrarse con el resto de sus compañeros. Y de momento, la única que no falla es ella, quien lo sube y baja todos los días por las escaleras para que él pueda estar en el aula.

"Lo seguiré haciendo pero hay más niños en su situación", lamenta María Jesús

Arturo tiene 11 años y va a sexto de Primaria en el Colegio público CEIP Voramar. Él padece una lesión medular que le ha dejado sin movimiento ni sensibilidad de cintura para abajo. "A las 09:00 horas lo subo, a las 11:00 horas lo bajo al patio, a las 11.30 lo devuelvo a la clase y a las 13 horas voy a recogerlo", explica María Jesús. Con el inicio escolar, él no podría asistir a clase si no fuese por su madre, quien lo sube a cuestas por las escaleras desde hace un año.

A ella la avisan los días en los que no funciona el ascensor para que pueda acudir a ayudar a su hijo: "Lo seguiré haciendo pero hay más niños en su situación". Al tratarse de un colegio público, el mantenimiento del centro depende del ayuntamiento. Cuando acude el técnico a mirar lo que ocurre, siempre les comenta lo mismo. "Dicen que falta una pieza pero nunca viene", sostiene Ana Carbonell, del AMPA del CEIP Voramar. Mientras, la  autonomía de Arturo sigue dependiendo de la excedencia y de las fuerzas de su madre.

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