Las mujeres con cáncer de útero podrán ser madres gracias a un avance médico que ha conseguido el Hospital del Mar, en Barcelona. Los médicos lo han logrado con una operación pionera en España: la transposición uterina. El objetivo es proteger el órgano de la radiación que generan los tratamientos oncológicos en la zona pélvica, según informa Irene Fernández y Juan Serrano.
“Movemos el útero y los ovarios que están localizados a nivel pélvico de la mujer, lejos del campo de acción de la radioterapia”, explica Gemma Mancebo, jefa de Ginecología del Hospital del Mar. La primera paciente que se ha sometido a esta intervención ha sido Rebeca, de 37 años.
Rebeca tiene 37 años y un tumor en el recto. Ella ha estado seis meses con radioterapia en los que su útero ha estado protegido, evitando la menopausia precoz que generan estos tratamientos. “Ella no tenía claro si quería tener hijos, pero insistimos en que no era el momento de tomar la decisión”, indica Mancebo. “La radioterapia a nivel de los genitales internos tiene unos efectos irreversibles”, añade. Rebeca les contaba que se notaba el útero en el abdomen, aunque eso no le generó ningún problema.
Tras finalizar la radioterapia, todo ha vuelto a la normalidad con la transposición uterina. “Tiene que volver a su sitio para que en un futuro pueda gestar”, apunta la jefa de Ginecología. Ella ya ha recibido el alta y su útero sigue funcionando. “Requiere una capacidad técnica importante y una muy estricta selección de las pacientes”, recalca sobre esta técnica que beneficiará a mujeres menores de 40 años que no hayan sido madres todavía y que tengan que someterse a radioterapia o quimioterapia por algún tumor en la zona pélvica.
El centro hospitalario ha subrayado que solo se han llevado a cabo "un pequeño número de cirugías" de este tipo y muy pocas en Europa. En algunos de esos casos, las pacientes han podido tener un embarazo con éxito: el primer bebé nació en Brasil en 2022. En el caso de Rebeca, fue intervenida por primera vez en noviembre de 2023. La segunda se hizo el pasado mes de junio, cuando ya finalizó el tratamiento oncológico.
Ambas operaciones se realizaron con una cirugía robótica para minimizar su impacto. En el segundo procedimiento, se hizo coincidir la intervención con la extirpación del tumor, hecho que añadió complejidad y aumentó el riesgo de dañar la vascularización uterina. Todo un éxito que le debemos a la ciencia.
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