A Esther le diagnosticaron un cáncer de mama hace seis meses. Ella ha encontrado en el deporte una tabla de salvación. Y sin quererlo, se ha convertido en un ejemplo más de los beneficios del deporte en pacientes con esta enfermedad, según informa Marta Lilao. Ni las dos operaciones ni la quimio han superado sus ganas de hacer deporte.
Para Esther, el crossfit ha sido una palanca que le da ánimos y que la ayuda en su recuperación. Lleva dos años haciendo deporte y los últimos seis meses luchando contra un cáncer. Esa enfermedad por la que los médicos le recomendaban descansar. “Al principio se asustaban cuando yo les decía que crossfit, luego se dieron cuenta que el deporte me ayuda”, confiesa.
Cuando le diagnosticaron a Esther un cáncer de mama, lo primero que le advirtieron los médicos era que tenía que hacer reposo. Ella, que llevaba dos años haciendo crossfit, ni se lo planteó. El deporte hace que, durante una hora, se olvide de su enfermedad. “Yo suelo venir antes, el día de la quimio y después. Me ayuda a sudar toda la medicación, a tener energía y a reducir los efectos secundarios de los tratamientos. Uno de ellos es la fatiga”, afirma. Esther ha demostrado lo mucho que le beneficia este tipo de deporte, tanto física como mentalmente. Aunque a veces su objetivo se hace duro.
“No tengo la misma capacidad que tenía antes. Hay ejercicios que no hago, como la barra, pero hago otras cosas”, reconoce. Y para esos momentos cuenta con la ayuda de su entrenador. Él adapta todo a su situación de cada día. “Hay que mantener la comunicación con ella. En función de cómo se encuentra con la quimio puede venir más bajita de energía o todo lo contrario. El cardio lo vamos viendo cada día”, explica Andrés Arias, entrenador de ‘Crossfit Aristo Box’. Porque para ella, su mejor medicina es terminar los ejercicios cada día y celebrarlo con sus compañeros al final de la clase.