Carmen fue diagnosticada con leucemia mieloide hace dos años. Esta enfermedad le cambió la vida, pero no dudó en perseguir su sueño: ser madre. “Yo en cada consulta insistía porque quería quedarme embarazada y necesitaba parar el tratamiento”. Ahora, disfruta de la vida junto a sus dos hijas: Rosa y Sofía. Los médicos describen su situación como única en el mundo.
Ser madre con leucemia mieloide crónica es un hecho casi imposible. Se necesita llevar cinco años en tratamiento para poder suspenderlo y poder tener un hijo porque los medicamentos pueden afectar al feto. Así, los médicos le dijeron a Carmen que no podía ser madre, ya que solo llevaba 18 meses con el tratamiento.
Carmen Dorador tiene leucemia mieloide crónica. Para ella, fue un diagnóstico que le cambió la vida por dos razones. La primera, por el terror de sufrir esta enfermedad. La segunda, por la incertidumbre de no saber si podría ser madre. “Primero tuve que asimilar lo que tenía. Cuando ya hablé con mi médico, le planteé mi inquietud que era ser mamá. Era muy importante para mí”, sostiene Carmen.
Los médicos no veían que fuese una opción viable. “Decir que es una situación única es porque no hemos encontrado casos publicados como el de ella. Carmen decidió suspender el tratamiento a los 18 meses. Por protocolo, no lo hacemos hasta los cinco años de exposición al fármaco”, explica José Manuel Puerta, jefe de hematología.
Han pasado dos años desde que Carmen cumplió su sueño. Se convirtió en madre de Rosa y Sofía, una aventura que ha compartido con su marido Santiago García. “Es mi compañera de vida, nos conocimos con 19 años hasta ahora”, dice él con las lágrimas en sus mejillas.
Carmen decidió aprovechar todo el tiempo que tenía para cumplir su verdadera meta. Gracias a ello, hoy vive la vida que siempre quiso junto a su pareja. Porque tal y como dice ella, a veces se puede “convertir la palabra muerte en un poco de vida”.