Los socorristas se juegan la vida para salvar la de los demás en nuestros mares y tienen que soportar tanta radiación ultravioleta que superan más de 20 veces una dosis considerada segura. El Hospital Clínic ha publicado un estudio que muestra una cruda realidad: ellos corren un riesgo elevado de tener rojeces y eritemas y aún peor, cáncer de piel.
Para reducir hasta en un 90% la posibilidad de padecer cáncer de piel, hay que usar protección solar adecuada, ropa que proteja, sombreros y gorras, además de evitar el sol en las horas de mayor incidencia. Pero eso, ellos, no lo pueden cumplir. "Con la bandera roja es imposible por mucho que quieras estar en la sombra. Tenemos que avisar a la gente y estar pendientes de que no se metan en el agua. Nos estamos mojando todo el rato y no podemos estar con la gorra", asegura un socorrista.
Tras conocerse el estudio, en Barcelona y Tarragona se cambiaron las sillas clásicas de socorrista por unas casetas que permiten resguardarse. El estudio ha aportado conocimiento y ha cambiado los equipamientos para ellos, pero hay otros grupos en los que no se ha puesto tanto el foco y no cuentan con una normativa tan clara como son los socorristas de piscina o monitores de tiempo libre.
La investigación tuvo lugar en 2018, momento en el que los profesionales usaban una silla de vigilancia especialmente diseñada para esta función, con un parasol en la parte superior. Las mediciones del estudio se desarrollaron en cuatro puestos de trabajo diferentes cada 30 minutos, desde las 10:45 hasta las 19:15 durante cuatro días. Se analizaron las dosis que se recibían en diferentes partes del cuerpo.
A través de estos datos, se calcularon la dosis eritematosa mínima (DEM) y la producción de vitamina D. La DEM es la dosis de radiación UV necesaria para enrojece la piel en las 24 horas siguientes de exponerse al sol. Esta varía según el tipo de piel establecido en la escala de Fitzpatrick, la cual depende de la pigmentación basal de la piel y de cómo esta reacciona a la exposición al sol.
Tras el estudio, se comprobó que los socorristas del puesto 3, con fototipo II, desde la silla de vigilancia recibieron 16,39 veces más radiación de la necesaria para producir rojeces en el brazo derecho. La exposición directa al sol hizo que los socorristas con fototipo II recibieran 22,8 veces más la radiación necesaria para producir eritema.
Gracias a esta investigación, se confirmó que los socorristas de Barcelona corren un elevado riesgo de exposición excesiva al sol y de quemaduras solares. Ellos reciben niveles de radiación UV que superan las directrices ocupacionales propuestas por la Comisión Internacional sobre Protección frente a radiaciones no ionizantes. A las 14:00, en los meses de junio y julio, la dosis necesaria para producir un enrojecimiento de la piel se alcanzó en tan solo 18 minutos.
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