La hija de José Carlos, Ariadna, se suicidó en 2015 con tan solo 18 años. “Ella trató de ocultarnos todo el rato cómo estaba y aguantó hasta que no pudo más. Un día salimos a tomar café y aprovechó el momento”, explica. En España, es la primera causa de muerte entre los jóvenes de entre 12 y 29 años. Los medios de comunicación tienen el deber de informar, desde el respeto, a través de ciertas pautas.
Ariadna dejó una carta para sus padres. “Trataba de explicarnos cómo se sentía, que su sitio seguro era estar en casa pero que ya no podía más, que no era suficiente. El sufrimiento era mayor y teníamos que entenderla”, afirma José Carlos. Y a partir de ahí, todo fue silencio: “No se hablaba absolutamente de nada”.
Los medios no tienen que silenciar el suicidio, lo que sí deben hacer es informar de forma correcta. “Se informa más pero no mejor. La calidad de la información no está a la altura de la cantidad que hay”, reconoce Guillermo Córdoba, periodista de la Asociación ‘Papageno’. “De este tema cuantos menos detalles demos mejor. Estamos habituados a contar el cómo, dónde, cuándo y por qué. En el suicidio hay que evitar los dos primeros, es decir, el método y el lugar”, añade.
Son dos aspectos que sí “pueden provocar el efecto contagio en aquellos que tienen ideas suicidas”. Los medios deben hablar con expertos para darle visibilidad. “Conversar con ellos para aportar datos y dar información preventiva a la sociedad. Ofrecer salidas, señales de alerta, factores de riesgo y saber cómo ayudar a una persona con ideas suicidas”, enumera Córdoba. “Cuando no sabemos hablar de algo, optamos por el silencio, pero esto no salva vidas”, concluye el periodista sobre la importancia de romper con el tabú del suicidio.
Si te encuentras en un mal momento y necesitas ayuda no dudes en contactar con los teléfonos gratuitos: 024 y 717003717 (Teléfono de la Esperanza).