Uriel es uno de los rostros de la muerte perinatal. Murió un día antes de su nacimiento. Su madre, Virginia del Río, tiene esos instantes grabados en lo más profundo de su alma, según informa Lorelei Esteban. “Hace seis años yo parí y a las dos horas tenía al señor de la funeraria. Desaparece el suelo bajo tus pies”, confiesa ella.
En el caso de Virginia del Río -@tengounaestrella-, su embarazo era muy bueno. Era todo perfecto. “Hasta el día que cumplíamos 39 semanas. Me desperté por la mañana y no lo notaba. Cuando pusieron el ecógrafo, lo siguiente que yo oí fue ‘lo siento, no hay latido’”, reconoce.
En ese instante en el que le comunicaron que su hijo estaba fallecido en su interior, ella solo podía tener un pensamiento: “Me parecía tan cruel que una mujer tuviese que parir a tu hijo sabiendo que está muerto”. Su matrona le dijo una frase que se le quedó grabada: “Esto te va a acompañar toda la vida, pero no necesitas una cicatriz que te veas cada vez que te mires al espejo”.
En el paritorio, la escena fue sobrecogedora. “Tenía una luz muy fuerte sobre el paciente, pero para mí hacía mucho tiempo que era de noche”, asegura. “Ahí solo lloraba yo, recuerdo mucho silencio. Salí del hospital con la sensación de soledad más grande que he tenido nunca. Era de noche porque era enero y llovía. Dije ‘vale, el cielo también está llorando’”.
A Virginia del Río este terrible suceso le cambió la vida, aunque intenta enfocarse en los pequeños detalles que para ella son un mundo. “Me da paz saber que está en el archivo sin vida y que está su nombre, que se lo he podido poner. Está junto al mío”, apunta.
Ahora, ella ha publicado un libro para ayudar a otras personas en el duelo perinatal. “He abierto las puertas de su corazón de par en par para quien se lo lea, pueda sentirse acompañada”, relata. Porque como ella escribe ahí: “La felicidad es algo que sucede de piel para dentro y tiene mucho que ver con la serenidad”.