Es un desconocido para el gran público pero un habitual de las reseñas policiales, hasta el punto de que tanto Policía como Guardia Civil le colocan ahora a la cabeza de los clanes de la droga en el Estrecho. Según informa Dani Montero en Noticias Cuatro, se trata de Sergio Anaya, conocido en el narco-mundo como 'El Bola' y que se encontraba en busca y captura hasta que fue detenido en una operación conjunta en Portugal. Desde Lisboa, controlaba presuntamente una red de narcolanchas que operaba día y noche. Por medio de teléfonos satelitales gestionaba los portes, daba órdenes a las tripulaciones y levantaba un imperio que le han colocado a la cabeza de narcotráfico en el Estrecho.
Para los investigadores, Anaya es la segunda generación de los grandes clanes de la droga en el Estrecho. Un lugarteniente de grupos como Los Castaña que ha escalado posiciones, también gracias a la presión ejercida por la Justicia sobre figuras como Antonio y Francisco Tejón. De hecho, en el mismo operativo que ha servido para detenerle, han caído otras 31 personas, 12 de ellas estaban ya en prisión por otras causas vinculadas en su mayoría con el narcotráfico.
En su vivienda, según confirman las imágenes obtenidas por Mediaset, Anaya guardaba importantes cantidades de efectivo dentro de una caja fuerte. En total, los agentes lusos, de la Policía Nacional y de la Guardia Civil han decomisado 1,4 millones de euros en efectivo en 24 registros.
Según confirman fuentes de la investigación, Anaya se encontraba en busca y captura para las autoridades españolas, y se escondía en una lujosa urbanización de Lisboa. Desde allí, El Bola daba presuntamente las instrucciones para mantener en funcionamiento una red de logística para el narcotráfico. En todo momento, los investigados mantenían en el agua entre ocho y diez narcolanchas. En lugar de guardarlas después de cada porte, las embarcaciones se mantenían en todo momento en el agua, y una red de embarcaciones más pequeñas servía para realizar el cambio entre tripulaciones y para el avituallamiento, tanto de gasolina como de víveres. Eso facilitaba que las narcolanchas estuvieran siempre operativas.
De hecho, los agentes han encontrado en Lisboa complejos sistemas de comunicación y localización para controlar en todo momento tanto la posición de las narcolanchas como los movimientos de las embarcaciones, los helicópteros y el resto de los sistemas de vigilancia del Estrecho.
Anaya estaba ya escarmentado por los pinchazos telefónicos. En 2020, sus presuntas conversaciones aparecieron en las operaciones policiales tal en pinchazo telefónico del servidor Encrochat, un servicio de telefonía encriptada que tenía su sede en Francia. Así, los informes policiales explican que “el 23 de mayo de 2020, del informe de encrochat, asociado a Sergio Anaya se ve una conversación en la que una persona dice que han tenido un golpe con las pateras al cargar en Marruecos, y que le han roto un globo y solo han podido cargar 70 fardos...Al día siguiente en el río Guadalquivir se ve una actuación del servicio de Huelva respecto de una eav (Embarcación de Alta Velocidad) que se la sigue, empieza a tirar fardos al agua, se recuperan 24 fardos. Llevaba el globo izquierdo roto”.
Sin embargo en este caso, la operación nació en mayo del año pasado, cuando un narcosubmarino cargado con seis toneladas de cocaína naufragó junto a las costas de Huelva. Los fletante del envío eran capos colombianos, que habían pactado con los grupos del Estrecho el traslado de la droga desde alta mar a la península. Sin embargo, el hundimiento del submarino tuvo unas consecuencias distintas: los investigadores se dieron cuenta de la alianza entre los capos sudamericanos y los pasadores afincados en La Línea. Así comenzó la operación Grajuela, que se ha prolongado durante casi un año hasta dar con el paradero de El Bola.