Cuando se encuentra un cadáver, comienza el trabajo del Centro Nacional de Desaparecidos. Cotejan las huellas y las comparan con las personas desaparecidas. Este es el trabajo de José, uno de los mayores expertos que tenemos en España. Lleva 25 años identificando los cuerpos de desaparecidos. Y es que la coordinación de los equipos de búsqueda es crucial durante los primeros días.
“Cuando aparece un cadáver sin identificar, hay un protocolo que termina con la recogida de la información biométrica”, sostiene el experto. En algunos de los casos, José tarda años en encontrar las similitudes.
El joven Javier Márquez lleva 18 días desaparecido en Logroño. Las batidas para encontrarle no han cesado, ya que son conscientes de que cada día es más difícil encontrarlo con vida. En las ocasiones donde aparecen los cuerpos, comienza el trabajo de José con las huellas.
“En el momento en el que una persona fallece, la degradación de los tejidos se produce. Se hace una regeneración y se recupera el dibujo dactilar”, apunta el experto. José se centra ahora en las desapariciones de los años 80 y 90. En uno de los casos, había un varón que desapareció en el 87. “El tipo de dactilograma es compatible, yo he localizado a 20. El criterio general es de 12”, señala el experto.
José admite que hasta el más mínimo detalle puede ser crucial para encontrar a los desaparecidos. “Este señor salió a por setas y no se supo nada más de él”, indica. En este suceso, fue crucial la dentadura. José encontró similitudes entre la radiografía que le dio su familia del dentista del desaparecido y la dentadura del cráneo encontrado.
El experto describe el momento en el que encuentra dos huellas compatibles como “muy satisfactorio”. “De una manera empática, pienso en las familias que tienen un desaparecido desde hace tantos años y que están sufriendo”, recalca. Y es que su trabajo agridulce es fundamental para esas familias que necesitan poner un punto y final a la desaparición de un ser querido.