Francia ha decidido frenar el consumo de la moda ultrarrápida que procede principalmente de China. Los bajos precios que ofrece esta ropa low cost, con la ayuda de las redes sociales, han conseguido la atención de los jóvenes. Lo comprobamos al entrar en un negocio y comprar una camiseta por dos euros y un vaquero por 10 en una conocida cadena, según informa en el vídeo Hugo Domínguez.
La moda ultrarrápida saca al mercado 315.000 prendas de ropa frente a las 7.000 de las firmas tradicionales. Los ecologistas denuncian el impacto medioambiental de esa fabricación vertiginosa. "Para hacer un pantalón vaquero se necesitan 7.500 litros de agua. Esto es lo que consume una persona durante siete años", indica Celia Ojeda, del área de Biodiversidad de 'Greenpeace'.
A falta de que lo apruebe el Senado, Francia podría convertirse en el primer país del mundo en crear un proyecto de ley para frenar el aumento de la moda ultrarrápida. Una de las empresas de las que quieren reducir su consumo es Shein, una compañía que vende sus productos a través de Internet a un público joven. "Los precios son baratos y es fácil encontrar lo que necesito", explica uno de ellos.
Las firmas tradicionales se ven afectadas por ello. "Es concienciar a la gente a comprar de forma diferente. Las personas que compran la ropa en tienda low cost acaba utilizando la ropa entre siete y 10 veces y luego la tira", afirma Hilario Alfaro, copropietario de 'Alfaro 1926'.
Gracias a su apuesta por las redes sociales, las compañías chinas de moda baratísima han conseguido llegar al público más joven, que son los más propensos a las compras compulsivas. Detrás de estos precios tan bajos, se esconden unas pésimas condiciones laborales, así lo publica un informe de ‘Public Eye’, donde se destaca que los empleados trabajan 75 horas a la semana.